Fotos: Roja
En julio de 2009, dentro del ciclo de bandas sonoras organizado por la Cineteca Nacional, Alex Otaola (músico de bandas como Santa Sabina, La Barranca o Fractales) realizó la banda sonora de una película rusa de los años 20: El hombre de la cámara.
Por el éxito de esta proyección, con dos funciones agotadas, la Cineteca Nacional invitó a Alex Otaola a volver a realizar la musicalización, misma que se aprovechó para grabarla. El disco fue presentado hace unas semanas.
Platícanos sobre la película El hombre de la cámara
Es una película muda que hizo un ruso que se llama Dziga Bertov a finales de los años 20. El ciclo de bandas sonoras consistía en que invitaban músicos a tocar mientras se proyectaba algún clásico del cine mudo, a mí me invitaron por el trabajo que hice en Fractales.
La mayoría de las películas que me dieron a escoger de una lista eran historias típicas del cine mudo en la que hay un bueno que quiere con la Buena y que está el malo que quiere impedir que consumen su amor. Todas esas historias tienen un arco dramático muy claro con un final feliz. El hombre de la cámara es una película que exactamente es lo opuesto a esto, no hay personajes, no hay diálogos, no es un arco dramático tradicional. Es como una versión rupestre de las películas en la que nos muestran el caos urbano, las diferentes actividades que hay dentro de la ciudad. Todas las diferentes actividades que puede haber dentro de un esquema social.
Y fue alguien que se le ocurrió hacer una película que comienza en una sala de cine, donde se proyecta la película. No hay personajes, el único personaje es el camarógrafo, tu al ver la película ves el making of porque ves las tomas que está realizando y como las está realizando, como cataloga el material.
Platícanos de los músicos que participaron en la grabación
Todos son amigos, yo soy fan de todos ellos. Daniel Slotnik y Carlos Maldonado tocan en Los Dorados, yo disfruto muchísimo oyéndolos. Además de ellos está Luca Ortega de San Pascualito Rey, con el que mezcle el disco. Está Chema Arreola de La Barranca, Adrián Terrazas de The Mars Volta, María Emilia Martínez que toca con Natalia Lafourcade, Monocordio, Klezmerzon o ¡Que Payasos!. En lo que ensayamos había partes escritas, cosas para todos, pero también diseñé un poco la musicalización de manera que hubiera momentos libres en los cuales yo podía dirigir al ensamble con señales, como le hacia Frank Zappa. Les vas indicando cuando quieres que toque, cuando pare, cuando suba de intensidad, cuando se quede haciendo algún tipo de murmullo.
¿Como se dio la grabación de un disco en la Cineteca Nacional?
La Cineteca me habló a las dos semanas y me propuso que repitiéramos la presentación. Yo les dije que sí, pero que también lo grabáramos y accedieron, sería la primera vez que se graba un disco en la Cineteca. Entonces busqué apoyo o patrocinios de marcas de audio para poder tener equipo que me sirviera para sonorizar una función y también al mismo tiempo grabarla. El 24 de octubre del año pasado se grabaron las funciones.
¿Por qué ofrecer este disco de manera gratuita?
El estado actual de la industria nos indica que los CDs están en vías de extinción. A la gente de mi edad le tocó el fetichismo de desear un LP nuevo que acababa de salir, pero poco a poco la música se transformó en algo portátil, en algo que no necesita ser tangible, y actualmente son gigas en un disco duro. Entonces diseñar un disco que se va a distribuir de manera gratuita, pues es generar un proyecto al cual accedes por distintos canales, pero no es un disco con pretensiones comerciales.
Luego por otro lado hay un aspecto político, en México que cada año se recorta el presupuesto a la cultura de manera impune es como chafa, es como una especie de manifiesto decidir que la música le llegué al público, le llegué el disco original. Hace poco yo tuve problemas de salud, en abril estuve en el hospital. Mientras estaba en el hospital, se armó en el exterior una colecta para apoyarme con los gastos médicos. Ya que la libré, regreso a lo mío, a hacer música.
Este disco se volvió como una manera de devolverle la buena onda a la banda, con música. Pues todas esas muestras de cariño, de afecto o la gente que apoyó económicamente, siento que tiene que ver que desde que entré a Santa Sabina, he ido generando nexos con la música, con la banda.
Cuando tu pagas por un disco, supuestamente estás pagando el costo de producción, grabación, maquilación, distribución, intermediarios, disquera, todo eso. A estas alturas yo siento que la música no cuesta ni los $200 que te cuesta en una tienda, ni los $20 que cuesta afuera del Metro, es muy difícil saber cual es el precio que debería tener un CD. Editar un disco de esta manera hace que los dueños, por así decirlo, sean la Cineteca, las marcas que me ayudaron a grabarlo, los benefactores que me ayudaron a maquilarlo, los músicos que me ayudaron a tocarlo, el público que lo quiera tener. Se vuelve un objeto de colección para todos los involucrados, se vuelve más especial.
Entonces, es como un intercambio voluntario entre emisor y receptor
La música en vivo tiene una cualidad de que como es intangible, una vez que terminas, sólo los que estuvieron presentes en el momento en que sucedió, la experimentaron o la vivieron, para nadie mas sucedió. Es algo similar a la época antes de la imprenta, que las historias se transmitían de manera oral, de generación en generación. Ya que llegó la imprenta, las historias se quedaron en los libros. Pero las primeras historias tenían esa cualidad, la simple transmisión de alguien que está contando una historia y alguien que está dispuesto a escucharla. Editar un disco de un concierto, de esta manera, es como regresar a eso.
Presentación El hombre de la cámara en la Cineteca Nacional
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