Por Luis Arce (@lsfarce) /// Fotos BigIdeas (OzCorp)
La primera vez que escuché la voz de Antony Hegarty pensé en una parte enternecedoramente humana de mi persona. Una herida de similitud, tal vez. Como si cada álbum comenzará con esta sentencia franca:
“Para ti”
La situaciones, emociones, complejos ideológicos o cualquier circunstancia por la cual el escucha estuviera atravesando, era arrancada de la tierra y cosechada en la forma de una voz que no podía hacer otra cosa, excepto contener emociones puras, decantadas como frágiles luces; ese tipo de emociones a las que sólo se llega una vez en la vida.
“For you”
Parece que Antony Hegarty explica en esa simple frase mucho de trabajo artístico. Una frase que conmueve porque no genera empatía. No la necesita. Ilustra bellamente un sentimiento que en su persona adquiere formas disímiles pero reales. Habría que preguntarse qué clase de particularidad universal permitió que una persona como él existiera dentro de este mundo.
La escenografía es gélida, como luces que se deshielan sobre los instrumentos, y alcanzan en su derrumbe la orilla donde se encuentra el público. Desde esa orilla me siento contemplar algo de lo que está sucediendo. El silencio es de alguna manera enervante, y fluye constantemente hasta el límite de mis oídos. Estaba un poco asustado. Pienso que la música puede convertirse en el medio ideal para crear límites entre uno mismo y sus similares, límites de ruptura, acaso. De esos límites nos hablan sentimientos como el amor, el cariño e incluso la tristeza. Si alguien consigue comprender aquellos sentimientos podrá tratarlos sin ataduras. Dejándonos a todos los demás, la certeza de que siguen por aquí.
Entre ese mar de emociones, miro como suben las burbujas de mi respiración. Es tan divertido ahogarse cuando el agua respira en tus pulmones. Entonces regresas y escuchas una versión de “Kiss My Name” que te devuelve a la superficie con su constante batir de percusiones, o escuchas la voz de Antony bromeado sobre todo aquello que le ha sucedido en este país, sobre todo aquello que le preocupa, vamos; incluso es buen comediante.
Tras abrir con dos piezas de su primera producción discográfica; fue The Crying Light (2010) el álbum encargado de llevar la batuta en el concierto. Así, después de la profunda presentación de “You Are My Sister”, el Teatro de la Ciudad, cercado tanto dentro como fuera por la energía que Antony imprime en sus presentaciones y el trabajo orquestal de la Filarmónica de la Ciudad de México; sucumbió ante el sonido de “Her Eyes Are Underneath the Ground”: Envuelto en un halo de luz verde, con la suavidad del sonido acariciando ese plano oscuro donde nos ahogábamos, tanteando la profundidad de algunos significados. Amor, dolor, belleza, tristeza; son planos de una misma dicotomía: las personas son más frágiles al retirar un sentimiento; pero lo son más cuando regresan a él.
Las manos caen en silencio ante la felicidad y el entusiasmo de un hombre, que no ha hecho más que descubrir en sus heridas una frase que extiende la mano; esperando alguien lo comprenda.
Setlist
Rapture
Cripple and the Starfish
For Today I Am a Boy
Ghost
Crazy in Love
Cut The World
Another World
Kiss My Name
Everglade
I Fell in Love With a Dead Boy
Dust and Water
You Are My Sister
The Crying Light
Her Eyes are Underneath the Ground
Encore
Hope There’s Someone
“Entre ese mar de emociones, miro como suben las burbujas de mi respiración. Es tan divertido ahogarse cuando el agua respira en tus pulmones.”
JAJAJAJA #PFFFFFFFFFF
Uno de los conciertos de este año.
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