Mutek_Mx: AAM + Sun Araw + Laurel Halo + Organ Mood /// Teatro Fru Fru

Antiguo Autómata Mexicano

Sun Araw

Laura Halo

Organ Mood

Por Luis Arce (@lsfarce) /// Fotos: BigIdeas (OzCorp)

En la medida en la que nuestros oídos estén abiertos a la elocuencia de sonidos diferentes; seremos libres de ataduras y paradigmas que nos mantienen, a veces lamentablemente, aferrados a un sólo estilo o género. Algunos conciertos, son ejercicios para los escuchas. Con cada nuevo sonido que escuchamos, somos capaces de aprender algo, capaces de refutar teorías imaginarias sobre nuestra cansada libertad como individuos. En momentos como estos, no existe más: están tus oídos, la intensidad y la emoción. Todo a la vez.

Es un hecho, AAM, producto de la extraordinaria inventiva de Ángel Sánchez Borges, es una verdadera leyenda de la música mexicana. Hace mucho tiempo dejo de ser únicamente una particularidad en un desierto de expresiones musicales. AAM tiene la facilidad de trabajar desde instancias que en muchos otros artistas se verían pulverizadas por reticencia o ineptitud. El rock nacional, por ejemplo, parece un iluminado vestigio de diversos talentos en sus manos. Es un abstracto, en todo el sentido de la palabra, y un desaparecido en todo el sentido del concepto. Por ello mismo es un producto único.

Se puede intentar comprometer al público cuando la música escapa a ciertos estratos del entendimiento. Pero generalmente es inútil. Posiblemente, sea una condición que los “artistas raros”, tienen que aceptar. Durante la presentación de Sun Araw, escuché varias ocasiones la palabra “raro” (tres mínimo, que no son demasiadas, pero son varias, entendiendo las circunstancias). A veces, todo depende de la intuición del público para entablar un diálogo con la obra musical. Pareciera casi una derrota anticipada, pero el público responde a los ritmos de reggae con cierto ánimo, mientras los instrumentos melódicos, como la guitarra y el saxofón se aproximan a limites donde la distorsión es producida más por lo enervante de las ambiciones del conjunto que por los mismos pedales. Es un espectáculo tremendamente singular, cada nota que rechina en los palcos del Fru Fru demuestra que Sun Araw, están dispuesto a destrozar incluso los paradigmas que ellos mismos había arrojado en estudio. Es a través de esta idea, imaginada e inventada, que concluye esta experiencia de imaginación y bella locura.

Una vez abiertas las puertas de la imaginación volcada hacia la posesión del público por parte del diálogo entablado con el artista; una guapa mujer, de mediana estatura, blusa aparentemente azul marino y zapatillas Nike toma su lugar frente a la mesa. Como la botella, Laurel Halo ha colocado con anticipación un mensaje que está por revelarse; pero que permanece más claro cuando se le observa entre la luz y el espacio. Entrar en la aceleración de su música, es entrar, de alguna manera, es cierto estado de coma. Ella misma se apropia de sus composiciones, tal y como están presentadas en estudio, para retrabajarlas en pleno escenario. Es una ficción sobre sí misma que se expande y reviente en los confines de apretados sonidos, mágicos parajes melódicos, y cierta desolación, “Holoday”, “Years”, “Airsick”, Quaratine, respira tranquilamente cuando es ejecutado en vivo. En cierto momento, la poderosa voz de Laurel atraviesa el teatro sin encontrar un eco. Como si se tratase de un canto de sirenas, o un asesinato premeditado de todos los sentidos, Halo escribió una pesadilla sci-fi, llena de fantasías que están todavía por modularse. La música le responde en su juego.

Tras las diversas exploraciones digitales llevadas a cabo durante el festival, una sola agrupación respondió de manera distinta. Organ Mood cuenta con un teclado, ciertas cajas de ritmos, y, extrañamente, cuatros proyectores de acetato. Lo que sucede a continuación es la experiencia mecánica más emocionante del festival. Mientras los sonidos atmosféricos Christophe Lamarque-Ledoux expanden un campo sonoro de propiedades estéticas difuminadas en el espacio. Los visuales manuales de Mathieu Jacques evolucionan en formas geométricas, luego se destrozan, luego evolucionan otra vez. Es una sinfonía de dos hombres que viven dentro de un estilo propio. Un estilo que, como experimentación sonora y gráfica ha cautivado de forma sincera la atención de todos los asistentes.

El A/Visión 3 de Mutek ha colocado, nuevamente, estándares muy altos para las presentaciones por venir. No sólo este año; sino los que vienen.