Devendra Banhart @ El Plaza Condesa

Devendra Banhart

Adanowsky

La sensualidad de Devendra Banhart

Por Ulía Moreno /// Fotos: BigIdeas (OzCorp)

Esperar hasta ahora para ver a Devendra en directo pudo ser casual o pudo ser la divina providencia. Y es que por caprichos del destino cuando tocó en España yo vivía en Canadá, cuando tocó en Canadá yo vivía en México. Y ha sido justo aquí en Distrito Federal donde la cita pudo llevarse a cabo.

Las críticas no se hicieron esperar. ¿Cómo vas a ver Devendra? Si canta como Topo Gigio, si es un hippie. ¿Cómo vas a ese concierto si te acabas de doblar el tobillo como si fuese de goma?
Y efectivamente me doblé el tobillo como si fuese de goma y tenía el tamaño de una pelota de tenis, pero como explicar el tiempo que llevaba queriendo ver al venezolano sobre un escenario, para comprobar si el talento que desprende en sus discos se iguala en directo.

Al llegar al Plaza Condesa en la primera noche que iba a ofrecer en la ciudad, el éxito de taquilla fue tal que añadieron una segunda fecha al día siguiente. Nos encontramos con que por sorpresa, Adanowsky abría el show. Poco podemos detallar de su pequeña actuación porque al no saber que había abridor la mayoría llegamos a las nueve.

Una vez situada en cuarta fila esperé impaciente el momento que más me gusta en los shows, ese momento en el que el artista sale a escena y la ovación del público te llega hasta los huesitos.
En cuanto Devendra Banhart y sus músicos aparecieron en escena El Plaza se vino arriba, gritos de hombres y mujeres le recibieron como si un Adonis hubiese bajado del cielo.

La formación tomó sus posiciones y Devendra dio comienzo entonando con una delicadeza y sensualidad que arrancó suspiros por doquier.

Las manos de Devendra (¿alguien lo ha mencionado alguna vez?) acompaña sus interpretaciones con una particular manera de gesticular, insinuante y suave. Muestra tanto mimo en sus diferentes registros vocales que te hipnotiza sin esfuerzo.

Sin duda tiene una voz privilegiada y la modula a su antojo. Sabe jugar con ella y vestirla de un carácter que la hace única. Sus temas en español fueron coreados como un karaoke y el acompañamiento sencillo de luces daban absoluto protagonismo a cada movimiento del intérprete, vestido con traje de chaqueta, icono del momento, quiera o no quiera.

Mi curiosidad fue saciada, el talento del venezolano es inmenso y tiene la capacidad de emocionar con letras sencillas, crudas y veraces. Hacia el final del show se fue soltando y deleitó con sus particulares bailes que solo te hacen sonreír. Se retiró pronto, media hora antes de lo que nos hubiese dejado satisfechos.

Una hora y media de concierto puede parecer suficiente pero en este caso queríamos un poco más, quién sabe si nunca hubiésemos tenido suficiente. Lo que sí es verdad, es que Devendra impregna el espacio de una buena onda irrepetible.