Por Diego Álvarez Rex
Fotos Diego Figueroa tresrolas.com
¿Alguna vez les han tronado los tímpanos en un concierto? Si, tal vez cuando fueron a ver a MONO al Polyforum Siqueiros o en alguna presentación de Stephen O’Malley sea como SUNN O)) o KTL pero, ¿alguna vez han ido a un show donde la gente grite tan fuerte y que duela? Vaya, uno jamás dimensiona que el estatus de un ex-integrante de My Chemical Romance fuera de ídolo adolescente nivel Jonas Brother.
SALA es un lugar pequeño que apenas rebasa las mil personas y si bien una semana antes con Soulfly tuvo una asistencia bastante decente, con Frank Iero & The Cellabration no cabía un alma más y se sentía una canícula infernal dentro del lugar; apenas probaban las luces, la máquina de humo o un jala-cables se asomaba para ver sí la tarima estaba limpia de peluches, pañoletas y demás, y el gritadero histérico digno no se hacía esperar, ¿así viven los restos de lo que fue conocido como el Emotional Hardcore, dígase del “Emo”?
Haciendo a un lado esta enorme masa hormonal que fue acompañada por sus papás y que gracias a su corta edad la mitad de las barras de SALA salió temprano, es muy rescatable lo que ahora hace ‘Pako’ Iero como solista ya que claramente retoma sus orígenes musicales de hace más de una década evocando a aquellas bandas de Pop Punk tipo The Get Up Kids, Dashboard Confessional y hasta Screeching Weasel por momentos. Tal vez las asistentes de ese show no tendrán la menor idea de cuáles son estas bandas que enuncio, pero ciertamente fue disfrutable el show para aquellos que aún rescatamos el debut de los originarios de jersey como su trabajo más honesto y menos rebuscado.
Show “apto para todas las edades”, ya que empezó un poco antes de las nueve y acabó apenas pasados diez minutos después de las diez y, además de ejecutar de principio a fin su único álbum y si bien hubiera valido la pena incluir un par de temas de su altamente recomendable pero olvidado proyecto Leathermouth, sonaron “This Song is a Curse” de la banda sonora del filme de Tim Burton Frankenweenie, una canción navideña (¿?) llamada “Xmas Sux” y (¡bravo!) un cover a “Rockawaby Beach” de los Ramones.
Un concierto que valió mucho el suplicio del gritadero y recomendable para quienes quitados de la pena rescatan varias cosas de My Chemical Romance en cuanto a Punk Rock se refiere ya que lo que hace Gerard Way hoy día, bueno, sigamos con nuestras vidas.
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