Por Tlaloc Ruiz @tlalocorg
Para la chilena Camila Moreno hay un antes y un después en su carrera musical: la primera parte de su camino estuvo marcado por eclécticas influencias desde Rock en Español como Luis Alberto Spinetta, voces femeninas como Julieta Venegas o Lhasa de Sela, mezclado con toques del Folclor Andino como los Inti Ilimani, aunque posteriormente sería marcada al ser etiquetada como “la nueva Violeta Parra“, mote que a ella nunca le agradó, a pesar de nunca negar admiración por su trabajo.
Con Panal (2013), “la Cami” agrega nuevos y liberadores ingredientes a su composición, ya que la influencia anglosajona, específicamente su heroína Björk, inundó fuertemente su musicalidad más nunca la dejó abandonar su parte folclórica –situación a la que se han visto sujetos no solo otros músicos sino la cultura latinoamericana en general-; charangos, ukuleles, tambores, guitarras acústicas, más con un baño de Rock moderno de sintetizadores, pedales y efectos, el álbum pasado de la nacida en Santiago de Chile brilló por ser un golpe sonoro que hizo vibrar cuerpo y alma (con todo y Disco de Oro por ventas en su país natal).
Nos gustó, queríamos mucho más y no sabíamos que esperar tras declaraciones de un futuro incierto en la música, ¿desaparecería esta destacada cantautora para seguir su camino espiritual al ocuparse con otras cosas no relacionadas con música? Afortunadamente su liberación espiritual empieza y termina con cada canción que escribe, y aunque se ha amenazado con buscar caminos en la danza o la poesía, al menos por ahora tenemos a la Mala Madre, secuela de su producción anterior conformando así otra etapa en su camino que vale mucho la pena decodificarlo.
“Tu Mamá Te Mató”, la madre es la primer guía y protección en la vida del ser humano, somos educados a la par que somos amamantados, sus letras, como el mismo título, toman muchísimo sentido cuando averiguamos que el pensamiento antiguo relaciona la muerte con lo femenino, porque dando a luz se comparte la muerte, algo con que lidiar durante la estancia en este plano.
El ansia de comerse al mundo en un solo bocado, la indecisión, hacen que uno empiece y nunca termine proyectos, relaciones, uno abre puertas y ventanas a toda oportunidad, se vuelve un vicio, un malestar cuando no terminamos de cerrar ciclos, aquí entra “No Parar de Cerrar No Parar de Abrir”, donde se revelan toques britpoperos entre líneas. Energías físicas, mentales, espirituales, se nos acaban, se malgastan cuando uno despedaza su corazón al separarse del ser amado de eso habla “Sin Mi” el ultimo sencillo del disco.
“Libres y Estúpidos” es la más agresiva musicalmente, con letras de reclamo, la condición humana, somos libres de hacer todas las estupideces que queramos, inmediatamente sigue “Maquina Sin Dios” que prosigue con la queja, añadiendo letras del despertar del espíritu, tu cuerpo lo exige, déjate fluir, vibra a tu propio ritmo, deja que tu alma se incendie junto con la Orquesta de Cámara de Valdivia que se sigue de filo de este punto hasta el final del disco.
Cristián Heyne aparece de nueva cuenta en la producción y de apoyo en los instrumentos, si no lo ubican es el responsable de placas chilenas como GP, Esquemas Juveniles y San Sebastián. Con Mala Madre, Camila ofrece una verdadera explosión de disco con muchos tintes y fragmentos que explorar.
Descúbranlo por ustedes mismos.
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