Por Diego Álvarez Rex
Foto César Vicuña
Después del concierto que Jorge Drexler y Luciano Supervielle ofrecieran anoche en el Teatro Metropolitan, no quedo una sola persona en duda sobre el inmenso talento para la reinvención y reconstrucción que tienen los músicos como parte de sus haberes creativos, y es que el show fue un concepto completamente diferente a como Drexler nos tenía acostumbrados.
Libre de percusiones, guitarras de acompañamiento y demás, solo dos consolas y el mismo Drexler en medio del escenario fue suficiente para lograr un concepto de espacio-tiempo donde todo se detuvo y por dos horas, el cantautor uruguayo reveló como “un punto ciego de la pena” donde todo es paz y armonía, y vaya, con la reconstrucción tan peculiar de su obra gracias a la mano de Luciano, integrante también de Bajofondo, lo que serían baladas acústicas o canciones de pop rock en español, adoptaron un formato electro acústico tan elocuente como complejo que recordaría por momentos a otras figuras clave en la mezcla de estas dos corrientes como Yann Tiersen y Andrew Bird.
Colaboradores en importantes placas de Drexler como Frontera, Eco y Sea, su fusión como músicos en escena fue tan espectacular gracias también al meticuloso juego de luces que se ejecutaba totalmente en vivo, es decir, no eran programaciones planeadas, el concierto tomó momentos ya conocidos como “Polvo de estrellas”, “Universos Paralelos” y “Bolivia” llevándolas a ser escenas totalmente nuevas en el panorama musical de Drexler; además de la intervención de Supervielle para interpretar el famoso tema “Perfume” de Bajofondo, el DJ y productor también uruguayo se permitió experimentar en texturas e inclusive dejó escuchar “Gymnopédie 1” de Erik Satie mientras Drexler sutilmente entraba en escena para intervenir con su guitarra.
Independientemente de la naturaleza de ruptura en la música esa noche, al final el concierto tenía puerta abierta a la fiesta y el baile, con versiones “cumbia” de los temas más celebres del ganador del Oscar, el teatro se puso de píe para mover la cadera de un lado a otro entonando cada una de las sílabas que salían de los amplificadores, cosa el Jorge agradeció y al mismo tiempo hizo alarde burlonamente de jamás poder tener un momento de silencio por más que se esforzara.
Por vez primera pudimos tener en México a esta dupla musical que en escena hace sencillamente magia y aunque fue también el anuncio de una serie de visitas de Drexler producto de girar y girar pasando por ese mismo recinto y hasta el Vive Latino de este año, fue indudablemente un momento para recordar y añorar que se pueda repetir lo más pronto posible.
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