De lo mínimo a lo brillante
Por Arroz Amargo, corresponsal en Barcelona
Fotos Óscar Villanueva (Flickr)
Puntuales acudimos al Fòrum para la apertura de las actuaciones en el Auditori con Alessandro Cortini. El italiano y antiguo colaborador de Trent Reznor dedicó una hora a un Ambient con tintes de Krautrock intelectual que tuvo un final tropezado pero genial. Muy buen comienzo con momentos de brillantes glitch. De camino a Algiers, nos pasamos pro Autumn Comets. Los locales intentaron bajo el sol terrible hacer pasar su Indie Rock cercano al Shoegaze. Tal vez sea el horario pero el sonido no pasaba de lo normal, sería mejor verlos en una sala pequeña. Pero si decepciones hablamos lo de Algiers fue un balde de agua fría. Con tantas expectativas puestas era difícil hacerlo mal. Y no se trata de que sean malos, simplemente son correctos. Esa grandeza exhibida en disco no se proyecta en escena. No logran tener los matices ni la potencia que derrochan en el estudio. Tal vez un escenario más pequeño les hubiera quedado mejor.
Cruzar el Fòrum cada año se parece más a un deporte de riesgo, pero logramos llegar a tiempo para ver a Beak˃ dar lo que podemos decir fue el mejor concierto del día. Con nada de parafernalia o bombo, el trío dio una lección de cómo crear espacios donde el ritmo milimétricamente planeado es la definición del brillo. Más cercanos a Silver Apples que a sus primos Portishead dejaron al público con la boca abierta y viajando a lugares de sombras eléctricas.
De aquí adelante la sucesión de conciertos fue estupenda. Destroyer dio un concierto tan honesto como predecible. Cada una de sus canciones aspiran a ser himnos generacionales que el mismo desintegra para hacerlas cantos íntimos. El inicio con “Chintown” fue de piel de gallina. Se confirma que Dan Bejar está destinado a resplandecer con la timidez.
No. No estaban muertos. A.R. Kane existen aún y tienen momentos de excelencia. Su dream-pop suena tan desgastado como nostálgico pero siempre hace falta recordar el pasado. Mientras los ingleses creaban la duermevela, en el escenario de al lado, el Pitchfork, Vince Staples hacia vibrar a una multitud sorpresiva. Con una actitud afincada en lo más bajo de L.A. llena el escenario con rimas que mueren pronto pero que son puñetazos frontales. Pero si de llenar el escenario se trata Har Mar Superstar es un campeón. Básicamente lo que hizo fue un pop bien hecho y divertido hasta la medula, es un talento para la fiesta más colorida, incluido un cover de Prince.
La noche caía y como en una de sus películas John Carpenter nos hacía estremece con una cercanía brutal. Todo el concierto fue como tenerlo en casa haciendo música sólo para divertirnos. Su música no es lo más virtuoso que se haya visto, pero lo tiene tan perfeccionado que lo hace ver como si fuera una joya determinante.
Y para cerrar la noche tres bandas que definen la festividad, los congoleños de Mbongwan Star dieron un recital de psicodelia africana pasada por ska metal. Toda una explosión de color. Indispensables. Thee Oh Sees como siempre dan lo mejor de sí y podría haber sido un gran cierre, pero quedaba Battles defendiendo su nuevo disco con algo que podemos definir como nada nuevo bajo el sol. Un tanto anodinos y el cansancio ya era demasiado.
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