Por Diego Álvarez Rex
Fotos Manuel Castillo @MrCastleManu
El Wild’O Fest 2016 fue una bella iniciativa al tratar de ser la fiesta máxima tributo al Garage Rock que México tanto necesitaba. Lo malo es que se quedó más en la idea y las bellas intenciones al dejar ver que el bajo perfil que cuenta el género en nuestro país también trajo su baja calidad en producción y organización, logrando más que un festival una “tocada” en talla grande que sonó literalmente a cochera, se retrasó en horarios, comprometió tiempo de las bandas y el “gran cierre” del evento fue para menos de la mitad de la carpa.
Los tíos Wild’O Partys pasaron valientemente de hacer un Halloween en Pasagüero a un festival en una carpa de circo con las mejores intenciones y una experiencia de trabajar como bookers más que como promotores. ¿Cuál fue el resultado? Como enunció la introducción, un festival medio-bueno/medio-malo con un aforo modesto que el mismo publico pareció no esperar más y para quienes lo vivieron lo importante era pasarla bien, divertirse y bailar aunque las bandas sonaran dentro de una bodega y a la última banda podías perdértela para mejor alcanzar transporte colectivo.
Los Moustros del Espacio Exterior
Originarios de Culiacán y catapultados al espectro de medios en poco tiempo gracias al haber sido finalistas de “México Tiene Talento 2015”, lo mejor de Moustros es que a pesar de ganar notoriedad recientemente, llevan ya diez años de experiencia y tres álbumes que en escena los vuelve un acto increíble y de la mejor calidad. Lo que ellos llaman “Rock and Soul” no es más que una mezcla clásica de Garage Rock a la usanza de The Sonics, The Who y Johnny Kidd que mezclan Rock and Roll con uno que otro estándar del R&B sumando covers de Isley Brothers, Chuck Berry y Little Richard.
Los Esquizitos
Bajo la premisa de no compartir escenario ni por equivocación con Lost Acapulco en al menos 13 años, el combo garaje de Satélite arribó triunfalmente a escena sonando peor que nunca, pero tocando con toda la energía y carisma que los caracteriza con un set de puros clásicos: “El Planeta Sexual”, “Jenny Dennis y los Tennis”, “El Moscardón” y la obligada “Pum-Pum-Bang-Bang” felices de ser parte de un género que hay apoyado y ayudado a crecer por más de 20 años y lo mejor, frente a un público enmascarado bailando, aventando cerveza y balbuceando las canciones a todo pulmón.
Lost Acapulco
Tras la mudanza a Australia del bajista Caleb “Sr. Gonzalez”, la sorpresa de Lost Acapulco para el festival fue tener como invitado a Danny Amis de Los Straitjackets y ahora residente de la CDMX como reemplazo en las cuatro cuerdas, y dando un gran set de Surf instrumental con sus infalibles “Escape de Santa Martha”, “Surf Mongol” y “¡Ahuevo” y el discurso de Warpig en la batería con los chistes de siempre, las proyecciones de luchadores y cervezas y el obligado cierre de “Demolición” de Los Saicos que tenía vuelta loca a la carpa que fue justo para ese momento donde tenía su mayor aforo arrojando cerveza, armando “el slam” y solo era cuestión de hacerlo para denotar que en ese momento era más bien ambiente de Vive Latino que cualquier otra cosa.
The Fleshtones
La prueba de que Fleshtones fue una decisión arriesgada y posiblemente sugerencia de Danny Amis, amigo personal de los músicos, fue que para cuando el cuarteto de Nueva York tomó escena la Carpa Astros estaba a un tercio de su capacidad dejando ver el poco interés que había por una de las bandas pioneras del “revival” y de no haber sido por su célebre “espectáculo” de brincos, máscaras, capas y morisquetas en escena la expresión de absoluto aburrimiento secundada por la ininteligible sonido no habría cambiado radicalmente por aplausos y gritos aunque nadie reconociera una sola canción.
Solo bastó una canción para que se detuviera el concierto y se perdieran casi diez minutos arreglando el amplificar del bajo, comprometiendo varios temas del set y aunque seguramente la banda podía escucharse en sus monitores, lo que salía de las bocinas era como si reunieran los peores momentos del Salón 21, el Palacio de los Deportes y el Pepsi Center WTC como ejemplo de cómo arruinar algo que podría ser grandioso con un teclado que nunca sonó, una voz que parecía salir desde una catacumba y una armónica que sonaba a vuvuzela. El fenómeno más impactante fue que eso fue suficiente para que la gente aplaudiera y se dejara llevar por las maromas de Peter Zembera y compañía que aunque muchos ni lo notarán, recorrió gran parte de su discografía e incluyó reversiones a The Rolling Stones, The Searches y el clásico de Luis ‘Vivi’ Hernández de “Que monstruos son”.
Wau & los Arrrghs!!!
Acabado Fleshtones y las vergüenzas que el viento hizo pasar a las pincha-discos que amenizaban la parte de fuera de la carpa, una enorme masa de gente regresó para el cierre de Wau & los Arrrghs!!! que no solo pisaban un escenario tras siete años de ausencia sino fue anunciado como concierto de despedida de los escenarios ya que Juanito Wau dejará la música ya que se ha montado un bar, y el resto de la banda seguirá en otros proyectos en los alrededores de su natal Valencia y, aunque no sería la despedida como tal ya que siguieron dos fechas recién anunciadas en la CDMX, la banda dio cátedra de garaje ibérico con un Juanito berreando tan duro que sobrepasó fallas de audio por la potencia de su voz.
Como cavernícolas en instante conexión, la cerveza comenzó a volar en lo que también literalmente sonaba como una cueva y al ritmo de “Delincuente”, “Bli, Blu, Blah”, “La Ciudad no es para Mi”, “Rescate Griego” y “No me verás caer” dedicada a los mismos Fleshtones reconociendo sus 40 años de trayectoria y el honor que fue tocar después de los, los Arrrghs!!! arremetieron con todo, bajaron del escenario y apalearon dejando un poco encorajados a los asistentes a sapiencia que una banda de ese calibre en escena se esté retirando.
Ya para cuando la banda dejó escuchar “Viva Link Wray!!!” la Carpa Astros gran parte de la asistencia se había retirado para evitar perder transporte a casa, pero quienes optaron por quedarse y decir en vez de “Adiós, ALinkway!” el sudor y los oídos retumbantes fueron suficiente recompensa y, aunque el festival ya amenaza con una segunda edición, los invitamos primero a reconsiderar sus capacidades de producción, sus opciones en foros para conciertos y las ganas que tengan de quedar mejor parados en un bienintencionado pero malogrado evento.
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