Paul Simon
Stranger To Stranger
Concord Music
7.9
Por José Marr @JR_Marr
Crazy Rhythms Music
Más de 50 años de carrera. Un nombre que define por sí solo al intérprete y compositor. Un artista que logró la fusión de la música popular con la de raza negra sudafricana en aquel Graceland de 1986. Influencia hasta la actualidad, ese es Paul Simon, alguien que aún después de esa obra parteaguas hace 30 años nunca lo vio como su límite, sino como un nuevo punto de partida.
Consiguió variantes con The Rhythm Of The Saints (1990) e intentó nuevas interacciones al lado de Brian Eno en Surprise (2006) y consolidó la sabiduría musical en So Beautiful Or So What (2011). Cinco años después, Paul Simon a sus 74 años de edad va por su treceavo trabajo de estudio ayudándose, un poco en labores de producción, de un colectivo italiano de música electrónica llamado Clap! Clap!.
El resultado de Stranger To Stranger es algo que bien se puede esperar de Simon y que cumple a cabalidad con los estándares de calidad a los que ha acostumbrado en sus más grandes obras. Esa obsesión por los ritmos antes que la melodía, por una extensa paleta instrumental haciendo una base viva y en constante transformación y movimiento, es lo que forma la columna vertebral de muchas de las canciones aquí: “In A Parade“, como evidencia, es todo un festín tribal de percusión. También se refleja en temas como “The Werewolf” o “Street Angel” (con la suma más notoria de Clap! Clap!), aquí, el autor avanza mezclando una entrega de palabras silenciosas que van acompañadas de más muecas y mímica que intenciones melódicas. Lo mismo sucede con “Wristband“, poco a diferencia, la presencia de un angular contrabajo es fundamental y sensacional, su misma interpretación es más deliberada jugando con el fraseo, incluso tartamudeando en sus segundos finales.
El detalle y la ornamentación, la perfección en los arreglos es lo primordial en el álbum. El desplegado de músicos que hay en Stranger To Stranger es tal que cuando consiguen crear atmósferas y ambientes a través de ejecución instrumental hay pasajes sublimes como los de “Proof Of Love“, en esta canción incluso la guitarra acústica de Simon es más activa al contribuir con un arpegio en primer plano, por otro lado el peso emocional y espiritual de su voz es algo de lo que poco hay en el álbum y que se llega a sentir muy necesario; es hasta la final “Insomniac’s Lullaby” que eso se retoma aunque mucho más despojada de todo el peso de sonidos tras de él.
La vena de energía y autoinfluencia de Graceland se hace presente en “The Riverbank” y en “Cool Papa Bell“, principalmente porque las cuerdas, las guitarras y bajo son eléctricas, algunos músicos como Bakithi Kumalo han estado con Paul Simon desde aquel año, y este sonido es algo a lo que dieron vida juntos, por lo cual llevarlo a cabo es una especialidad. “Cool Papa Bell” en específico desde su apertura donde se suman maracas y trombones despierta con un compás tan celebre como el del homónimo track “Graceland” de 1986.
La indeleble e incaducable naturaleza de Paul Simon continúa estando vigente en todos sus aspectos: tanto en música, ejecución, composición, estilo, en el humor de sus letras, el tacto para disfrazar temas políticos con historias o simplemente hablar de la cotidianidad vista a través de sus ojos, todo esto se reafirma una vez más con Stranger To Stranger, un compendio que goza de autonomía respecto a sus antecesores, buscando un diferente tipo de excelencia dentro de lo que él mismo estableció hace 30 años.
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