La reflexión ardiente de Los Espíritus
Por Patricia Peñaloza @patipenaloza
La última vez que el grupo argentino de Blues selvático y psicodélico Los Espíritus vino a México, en mayo de 2016, un meteorito cayó del cielo cuando venían de vuelta a la Ciudad de México, tras tocar en Puebla; una luz brillante a lo lejos, cuando venían en carretera, les pareció un augurio entre divertido y funesto, pero prefirieron elegir lo primero. Aunque en su disco debut homónimo (2013) reina el misterio y los espantos de un gato negro, los huesos de un cementerio, y de los borrachos a los que echan del bar, en el segundo, Gratitud, del año pasado, las historias oscuras callejeras prosiguieron, y el sonido del grupo se asentó aun más, hasta cuajar en el tercero, Agua Ardiente (2017) que traen de estreno a varias ciudades del país, luego de haberlo presentado en Buenos Aires, en Rock al Parque en Colombia, y ahora por segunda vez en Ciudad de México y Guadalajara (miércoles 4 y jueves 5 actuaron en Toluca y Puebla).
Su vida es ajetreada, tocan muchísimo, viajan un montón, parecieran incansables. Pero para las entrevistas, esta vez eligieron no moverse demasiado, pues terminan agotados, así que hube de ir a verlos; casi a sacarlos de su habitación. Y cómo no van a estar exhaustos, si son de esas bandas hechiceras que dejan el alma en el escenario cada vez; que te embrujan cuando tocan en vivo, y te hacen entrar en un trance hipnótico, con Maxi Prietto en la composición mayoritaria y la guitarra virtuosa (lo conocerán por haber antes tripulado Prietto viaja al cosmos con Mariano), acompañado aquí por Santi Moraes en coautoría, guitarra y voz (es de esas bandas con dos vocalistas, en que se turnan por canción), Miguel Mactas en otra guitarra, Martín Ferbat en el bajo, Pipe Correa en batería y Fer Barrey en congas y demás percusiones tribales.
Apoltronados en los puffs de un hostel, en bermudas y sandalias, con el pelo desacomodado (detalle: no es que anduvieran en fachas, así también se suben a tocar), Maxi y Santi, bajitos pero supra-divertidos, hacen chistes todo el tiempo. Maxi tiene un acento poco marcado y Santi más cantado tipo porteño, pero ninguno del grupo podría ser identificado como el típico bonaerense cosmopolita y alzado; todo lo contrario, son chicos relajados, con pensamiento crítico, y cuando hablas con ellos, intensos y clavados, siempre te da la impresión de que andan en faso permanentemente. Encantadores, los locos.
El nuevo disco se llama Agua Ardiente, que me parece un maravilloso imposible. Como el título Agua quemada, de Carlos Fuentes. En lo primero que pensé fue en una “capilla ardiente”, esas veladas antiguas de los muertos que duran toda la noche con muchos cirios encendidos. El álbum tiene fuego en la portada, y me recuerda también esas imágenes religiosas de gente ardiendo en llamas. ¿Cómo surge el concepto de este nuevo trabajo?
Maxi: (suelta la carcajada) ¿Capilla ardiente? Nunca oímos algo así. No conocemos nada de ritos católicos… pero me gusta que tengas esa visión. Todo mundo piensa primero en la bebida, el aguardiente, pero tampoco tiene que ver con eso.
Santi: Agua Ardiente suena quizá a una contradicción, pero más bien es un equilibrio de fuerzas: el agua y el fuego. Antes que el título, estuvo la tapa del disco, esa imagen del fuego sobre el lago… Y de ahí surgió el título.
Maxi. Es un álbum que implica muchos cambios. Quizá el más notorio sea a través del sonido. Sentimos que llegó un momento en que alcanzamos un sonido grupal. Cada uno ha alcanzado su lugar y sonido específico. Cuando llegamos a grabar, para cambiar la forma en que lo habíamos hecho antes, decidimos retratar el sonido del grupo en vivo, tratando de agregar el menor número de elementos extra posibles. Quizá lo más parecido a tomar una foto y que quede eso, en vez de ponerle después efectos locos a las fotos. Ya después las canciones, al igual que en los otros discos, van saliendo de a una, aparentemente sin ningún hilo conductor, pero después te das cuenta de que sí lo había… pero como un espectador, ¿sabes? No tenemos ningún tipo de privilegio por ser los autores de las canciones, digamos (risas).
Como si las canciones hicieran lo que se les diera la gana…
Maxi: Y un poco sí, ¿viste? Porque a veces te sale como un riff de guitarra, luego sale una palabra, una frase, y capaz que es el estribillo o es como el inicio de la letra, y luego ya queda pero, ¿qué viene antes o después de eso? Entonces como que medio empezás a completar una idea… que supuestamente es tuya (se carcajea aun más fuerte).
¿Cobran vida propia?
Maxi: Sí.
Siento que Agua Ardiente, cuyo título suena más pasional, es un disco en realidad más ligero, donde no todas las melodías son blues, sino que ya se salen del género de una forma incluso más pop, sin dejar de ser ustedes, como más luminoso. ¿Es así?
Santi: Sobre el hecho de que sientes más luminoso éste que Gratitud… quizá tiene que ver con algo a lo que le había estado yo dando vueltas hace tiempo: que teníamos ganas de que nuestras canciones fueran más para adelante, tirar buena onda, no mala onda, ¿viste? Pero no es algo que hayamos hablado o que nos hubiéramos puesto de acuerdo; simplemente es una cosa que estaba dando vueltas por aquí; un ánimo que estaba teniendo el grupo: más que quejarnos, hay que tirar buena onda… Pero tampoco siento que hayamos cambiado tanto líricamente; me parece que seguimos en la misma línea… O quizá haya cambio y no me di cuenta.
Maxi: Yo con el disco me siento muy contento, muy satisfecho. En cuanto a lo lírico, creo que conviven dos cosas: comienza con la canción Huracanes: la letra es bastante tira-ánimos; habla de la fuerza, de la gente, de la voluntad. Y la canción final, El Viento, es como una descripción del Apocalipsis: mucha agua, mucha sangre; como una imagen del fin de la especie humana y lo que le seguirá. Entonces, por un lado está la voluntad, y por el otro lado el límite que tiene esa voluntad: nuestra debilidad. No como algo negativo, sino como algo en lo que yo creo: ¡todos nos vamos a morir! Por ahí va. Pero una cosa son las cosas naturales, y otra lo que genera el hombre contra el hombre mismo. Eso sería lo más social del disco, que quizá se nota más en La rueda que mueve al mundo o en Pérdida del fuego. Son barreras o imposibilidades que la especie humana se pone a sí misma. Decir: “mirá, estas cosas quizás son las que puedes corregir para que la vida sea más satisfactoria”. Claro, todo esto tiene que ver con un contexto político de dominación, etcétera. Todas esas cosas conviven y generan un caos que dan este resultado que vivimos. Dentro de todo eso, creo que la canción Esa Luz, que cierra el lado A del disco (porque el orden de las canciones fue pensado en lados para vinilo), habla de buscar apuntar cada uno a su mayor virtud, y que ésa empuje a lo demás. El viento, que cierra el lado B, te dice que… por más que sea como sea, va a terminar siendo como tiene que ser… Todo esto, todo ese caos, está en el mundo de Los Espíritus.
En cuanto a la producción, siento este nuevo trabajo menos selvático, como se describían antes, menos elaborado, más espontáneo. ¿Lo creen de esta forma?
Santi: Es que eso también tiene que ver con el cambio en el sonido… Lo selvático y oscuro que tenían Gratitud y el primer disco, creo que tiene que ver con una gran cantidad de efectos que le poníamos a la mezcla final. Agua Ardiente si bien tiene efectos y tal, me parece que es una mezcla un poco más cruda y directa de la banda sonando en vivo, menos efectos. Y claro, un sonido más limpio le quita esa oscuridad. Le quita la niebla, digamos.
Hablando de oscuridad, ¿de qué manera están viviendo como ciudadanos, como músicos, este momento difícil de crisis en Argentina, con un tipo tan siniestro como Mauricio Macri al frente?
Maxi: Pues justo lo que hablábamos recién; todo lo que involucra al hombre contra sí mismo, por la ambición de poder, es sobre lo que habla el disco. Está muy relacionado, sin tener que decir nombres. El modelo neoliberal es eso: satisfacer a unos pocos, sin tener ningún tipo de piedad con el pueblo, que es la mayoría de la humanidad. Si separás pobres de ricos, creo que hay un 90 por ciento de pobres y 10 de ricos en el mundo entero, si no es que un 5. Eso nos dificulta a todos vivir… Y bueno, un poco, a nosotros no tanto, que no estamos al punto de arrastrar un carro de cartón por la calle, pero sí, y esto se siente cada vez peor, no solamente quien está en el índice de pobreza, sino en otros planos como… Por ejemplo, tengo un amigo biólogo; en su área ya no se invierte nada, ya no hay investigación; amigos docentes a los que les descuentan plata por haber hecho huelga un día… ¡montón de plata! Todo te afecta. Es una realidad en la que estás en medio y de pronto te hace muy difícil vivir. El gobierno está en contra de dejar vivir. Y todo eso tiene que ver con algo cultural: en Argentina es como que les venden espejitos de colores, y se lo creen, y seguimos comprando espejitos de colores, y ya sabemos cuáles son las consecuencias, y los seguimos comprando. Y los que no creemos en eso, igual lo seguimos padeciendo… Y bueno, ahí estamos.
Pero a pesar de todo lo que me cuentas, he visto que la escena independiente de rock en Argentina ha crecido mucho. Como que estuvo apagada un rato, ganaron terreno las bandas chilenas, pero de tu país vuelven a surgir grupos tremendos. Oí recién a bandas muy buenas, como Atrás hay Truenos, El Estrellero, Riel, Las Piñas, y unos que se parecen mucho a ustedes, Las Sombras, que hasta parece que ellos les copian…
Santi (gran carcajada): ¡Ja ja! No, para nada. Son buenos amigos. Las Sombras son una banda de blues buenísima, son de La Pampa. Y sí, Atrás hay Truenos tiene un disco impresionante: Bronce… Y bueno, sí, la verdad es que la llamada escena independiente está en un punto muy alto, no podemos negarlo. Hay muchísima actividad, muchísimas bandas, la gente va a los recitales… Históricamente nunca hubo tanta convocatoria como hay hoy, ¿viste? Como que había recitales más chicos de la escena independiente, y hoy día empieza a tocar en lugares más grandes, y eso está buenísimo.
Particularmente a ustedes les está yendo muy bien, ¿no?
Maxi: Sí, muy bien. No nos podemos quejar, es un muy buen momento.
¿Les da para vivir? ¿No hacen otra cosa?
Maxi: Sí, estamos viviendo de esto.
Santi: Lo que estamos haciendo mucho es girar. Tocar no sólo en Buenos Aires, sino en todo el interior de la Argentina. Vamos a Montevideo, a Chile. Cada vez programamos más giras por las provincias… Ahora venimos a México; haremos Paraguay… Hay lugares que no llegamos a visitar todavía, como el norte argentino, pero lo haremos. Nos propusimos tocar mucho más que nunca, girar y girar. Es lo que más nos ha ayudado a crecer.
¿Cómo les fue en Rock al Parque? (Bogotá, 1, 2 y 3 de julio pasados)
Maxi: Estuvo buenísimo. Nunca habíamos tocado ante tanta gente en nuestra vida. Había como 10 mil o 15 mil personas, no sé. Pero… igual fueran 5 mil, nunca habíamos tocado ante algo así tampoco… (carcajada), así que nos representó una especie de desafío, de lo cual tampoco es algo de lo que hablemos entre nosotros ni nada. Pero igual salimos y salió todo bien… La pasamos reee-bien y la gente contenta; aplaudían al ritmo de las canciones… Lo digo porque no somos de hablar entre tema y tema, solamente tocamos, y eso era como raro, porque en los festivales los grupos se ponen muy arengadores, gritan, pero nosotros no. Igual estuvo bueno, funcionó. Y conocimos a los músicos de 2 Minutos, al Mosca, que no conocíamos; tenemos una versión de una canción suya, y fue la oportunidad de tocar con ellos, que también tocaron ahí; eso estuvo increíble.
¿Ven alguna diferencia sustancial entre lo que pasa en la escena mexicana, respecto de la argentina?
Maxi: La verdad no estamos muy al tanto de lo que pasa acá… Las pocas cosas que he oído y me encantan, son Los Amparito y Juan Cirerol, que me parece un cantautor increíble, que se apega más a lo tradicional, que es lo que más escuchamos nosotros. A mí me gusta mucho lo clásico de acá, como Agustín Lara, Los Panchos, José Alfredo Jiménez, Chavela Vargas. De lo actual, para nosotros es complejo notar lo que pasa en Argentina incluso, así que notar lo de acá es más difícil…
Pero pregunto más sobre el entorno musical, la industria, el público, los escenarios…
Maxi: Pues la vez pasada que tocamos en Caradura, dentro del Festival Marvin, estuvo muy bueno, la gente muy bien. Igual en Bajo Circuito.
Santi: En Guadalajara fue mucha gente. Aparte de tocar en el FIM, tocamos en el Foro Independencia. Mucha gente muy joven, como que mucho universitario… o así lo sentí. Me recordó a La Plata, que es muy así, llena de estudiantes… Pero en general, no me fijé mucho, porque tuvimos tanto qué hacer en tan poco tiempo cuando vinimos, que no tuve cabeza para más. Pero al tocar, algo que me gusta de acá, es que a todos los lugares donde vamos, siempre tienen ya listo el backline (instrumentos, amplificadores y demás equipo para sonar en el escenario), en cambio en Argentina eso no pasa; allá es siempre más difícil, porque allá el equipo es más caro, estamos más lejos de la fábrica, ustedes la tienen más cerca o incluso aquí mismo. Así que aquí tocamos con equipos con los que añoramos toda la vida tocar, y además están en el mismo foro, muchos aquí ya los tienen, y ni siquiera hay que llevarlo. Otra cosa que me guste de México… Bueeeeno, ¡la comida es espectacular! ¡Y muy barata!
Maxi: en general vimos que todo acá es baratísimo, qué maravilla. Aunque un amigo mexicano nos dijo que en realidad les cuesta mucho y que no les alcanza. Veo que acá entonces los sueldos son muy bajos. Pero no creas, en Argentina todo está reee-caro. Nunca estuvo tan difícil vivir, como ahora allá.
¿Qué sigue para Los Espíritus?
Maxi: Seguir presentando Agua Ardiente. Llevamos mucho tiempo grabándolo, produciéndolo, haciendo el diseño… Ahora lo editamos en CD y en vinilo, y seguiremos presentándolo acá y en muchas ciudades más.
Enloquecidos y alebrestados, llegan de pronto Martín y Pipe como niños que vienen de la juguetería. Interrumpen felices para mostrar lo que se acaban de comprar en Mix Up: flamantes viniles de Jimi Hendrix, de Howling Wolf… Su mánager viene por ellos, y los veo alejarse, dejando un halo en llamas de pasión y alegría inquebrantables.