Por moonman
Se me hacía muy extraño que siendo fan de proyectos de Synth Pop como Erasure, Pet Shop Boys o Depeche Mode nunca le había entrado a OMD. Tal vez porque los tenía encajonados como una de esas bandas que sólo escuchas en Universal Stereo u ocasionalmente ves videos de ellos en VH1, pero sobretodo porque los tenía en mi lista de one hit wonder. De todas las veces que han venido decidí ir a verlos ya que el fenómeno de que en México sigan llenando recintos tan grandes como el Pepsi Center se me hacía interesante.
Recientemente leí un artículo del porqué la gente es tan nostálgica musicalmente, en él decía que la mente humana guarda recuerdos sensoriales, como un 360, en donde los sentidos del oído se entrelazan con los demás para llevarnos a refugios mentales en donde se alejaba uno por completo del presente. Tal vez aquí está la respuesta, ya que gran parte de la gente que asistió al concierto eran de las que ya dejaron de ir a festivales, pero que solo por esa noche pudieron revivir hits que le mueven los tuétanos del hueso.
Creí que toda la ñoñez que caracterizó a la década de los 80s seguiría impregnada en OMD, pero para mis sorpresa lograron madurarla (a excepción de uno que otro sonidito de teclados que podrían pasar por un ringtone) gracias a la presencia de su vocalista y líder Andy McCluskey, que cerca de sus 60 años tiene una vitalidad que muchos envidiarían tener a esas alturas.
La batería también le da mas ese toque de en vivo, ya que ese ha sido uno de los eternos dilemas de las bandas de Synth Pop: que si realmente lo están tocando, que si sólo hacen mímica, en fin, también el bajo que el mismo Andy tocó en lagunas de esas canciones le quitaba el polvo a ese sonido sintético que MTV proclamó en sus años de inicio.
A un mes de que salga su nuevo material The Punishment of Luxury, adelantaron algunos tracks anunciando: “Esto es algo nuevo, pero muy bueno” y afortunadamente para ellos no se sintió el “beer moment” sino que la gente respondió correctamente.
Ya al final vinieron los grandes hits con “Enola Gay“, “Secret” y “Electricity“, esta última es uno de los grandes puentes entre la épocas Post Disco Electrónica cortesía de Giorgio Moroder con el New Wave, la cual anunció como “su sencillo más viejo y rápido con 3 minutos y 43 segundos”.
Por una noche mucha gente que vivió de cerca los 80 y 90 tuvieron su gran momento; pudieron bailar, gritar y reencontrarse con muchos amigos contemporáneos. Muchos dirán que es la nostalgia, pero yo diría que cuando vayan a ver la gira de aniversario de algún disco que les haya gustado recientemente, lo entenderán.
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