Nine Inch Nails
Ministry
New Order
Death From Above
Buzzcocks
Action Bronson
Saul William
Four Year Strong
X
Ambiente General
Y el ruido inundó Chicago, como en los viejos tiempos…
Por Natalia Cano @nataliacanoMx
Si existe un lugar al que el Rock Industrial le debe algo, ese sitio se llama Chicago. Y si hay alguien al que dicho género musical debe reconocerle su explosión en la escena del mainstream a principios de la década de 1990, ese personaje se llama Trent Reznor. Por lo anterior es doblemente especial cuando Nine Inch Nails funge como banda principal durante el primer día del Riot Fest.
Sin duda, la primera jornada musical prometía y no decepcionó: Ministry y New Order le antecedieron a Nine Inch Nails, por lo que el ambiente fue idóneo cuando Reznor, acompañado de Atticus Ross, Robin Finck, Alessandro Cortini e Ilan subieron al escenario para inundar de ruido y potencia el Douglas Park.
Sin las grandes producciones a las que Trent Reznor nos tiene acostumbrados a sus seguidores, el de NIN fue un show directo, consistente y emotivo. El genio detrás de la máquina se mostró contento y emocionado de haber compartido el entarimado con dos de las agrupaciones más influyentes en su memoria musical: las ya mencionadas Ministry y Joy Division, esta vez en su mutación de New Order. En esa atmósfera de recuerdos y honores, también hubo el respectivo tributo al astro David Bowie, a cuya canción “I Can’t Give Everything Away”, Reznor le realizó un cover, el cual explotó con los acordes de “A Day to Remember”, original de Nine Inch Nails.
La agrupación fue de lo sutil, con canciones como “The Frail” y “Something I Can Never Have”, a lo potente, con su nueva apuesta sonora que incluyó temas como “Less Than” y “The Background World”, desprendidas de su nuevo EP, Add Violence. El repertorio lo completaron un puñado de viejos éxitos: “Wish”, “March of Pigs”, “The Wretched”, “Closer”, “Copy of A”, “Gave Up”, “1,000,000”, “The Great Destroyer”, “Burning Bright (Field on Fire)”, “The Hand that Feeds” y “Head Like a Hole”.
Los contrastes aparecieron luego de que la ya mencionada banda Ministry abandonara el Riot Stage para dar paso al grupo británico New Order, liderada por Bernard Sumner, quien tuvo que lidiar con la ansiedad de la audiencia por ver en vivo a Nine Inch Nails. “Blue Monday” y “Love Will Tear Us Apart”, de Joy Division, fueron las canciones más coreadas y aplaudidas por el público reunido en ese parque citadino.
Como hijo pródigo de Chicago, Ministry se colocó como uno de los actos más fuertes de la primera jornada musical. La vieja escuela del Rock Industrial sacudió el Riot Stage, y todo lo que se atravesó a su paso. Al Jourgensen y sus muchachos estaban en casa, y con esa misma confianza pegó duro y directo. El sonido de esos potentes sintetizadores que le abrieron un lugar en la escena local en Illinois, entrada la década de 1980, reiteraron su lugar del “gran jefe” del industrial.
La parte política, incluida en las líricas de Al Jourgensen permeó también en Latinoamérica cuando el vocalista – de origen cubano- cantó fuerte, y en español, “Señor Peligro”, y las imágenes del presidente venezolano Nicolás Maduro y el fallecido expresidente Hugo Chávez fueron proyectadas en las pantallas a los costados del entarimado.
En el mismo discurso social y político también destacó la participación del músico, poeta y activista Saul Williams, quien usó sus 40 minutos de actuación en un espectacular acto de spoken-word, en el que emitió un discurso anti-racista. Todos reunidos alrededor del pequeño escenario – blancos, latinos y afroamericanos- celebraron por igual la invitación del rapero para derribar los estigmas raciales.
Por los otros escenarios, donde géneros como el Punk, Metalcore y Dance-Punk convivieron orgánicamente, desfilaron Buzzcocks, Death From Above, LIARS, A Day To Remember, Dirty Heads, State Champs, VIC Mensa y The Cribs, quienes ofrecieron un festín musical con rabia para sus fans.
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