Por Diego Álvarez Rex
Diez años hay que celebrarles en grande, y es por lo que con motivo de su décimo aniversario como un espacio donde varias agrupaciones de géneros varios han encontrado una casa, el Foro Cultural Hilvana, lugar donde hemos visto pasar a agrupaciones como Jóvenes y Sexys, New York Ska Jazz Ensemble y Burning Caravan, ahora se abalanzó como una gran festividad en El Plaza Condesa con nadie más y nadie menos que Goran Bregović como invitado.
El responsable de una erupción de bandas de Balkan, Gypsy y Klezmer en México y el mundo es indiscutiblemente un consentido en nuestra capital ¡Oh, el terror y la humanidad! ¿Quién no recuerda esos verdaderamente épicos conciertos en el Teatro de la Ciudad y la Plaza Santo Domingo? Más allá de presentaciones de Emir Kusturica o Gogol Bordello, dichos conciertos fueron tan pero tan intensos que toda una escena alrededor de su música que culminó hasta con un festival (Balagan Balkan) y la posibilidad de que otros actos como Shantel, Golem y Balkan Beat Box tuvieran una audiencia en nuestro país.
El Plaza Condesa ahora no se encontró tan retacado como la visitada pasada del nacido en Sarajevo puesto que aún ronda el fantasma de la incertidumbre sobre sí el espacio es seguro o no tras los sismos de hace un mes pero hey, sí no se cayó con la locura de Goran Bregović y la gente que se contorsiona con tan solo verlo, ¡nada podrá tumbar el lugar!
Trompeta y saxofón arribaron no sobre el entarimado sino detrás de la audiencia que, cual marcha fúnebre fueron pasando entre la gente hacia el escenario entonando las primeras notas de la noche. Una ovación ya rara en nuestro país, con un griterío que hasta enchinó la piel, recibió a la Banda para Bodas y Funerales que sin perder tiempo entonaron: “¡Gas, Gas, Gas!” que cual noticia de una muerte inminente, volvió loca a la gente que brincó de tal manera que no había escapatoria.
Presentando temas de su más reciente material titulado Three Letters from Sarajevo, Goran Bregovic permaneció sentado con su guitarra y laptop al lado durante casi todo el recital mientras dejaba que la audiencia se desnudara y pisoteara durante más de dos horas “Ringe Ringe Raja”, “Presidente”, “Hopa Cupa” y “Quantum Utopia” fueron recibidas con una efusividad imposible no contagiarse, imposible no unirse a la celebración y a los brincos: el Plaza Condesa bailó como nunca en mucho tiempo. Sin miedo y sin preocupaciones se tomaron muchos de la mano, hicieron fila india, giraron sobre su eje y se abalanzaron los unos a otros sobre todo en piezas como “Artileria” y “Bella Ciao”
Un concierto de casi dos horas donde el compositor y su ensamble parecería hacían esfuerzo en que no faltara ningún tema. En un inigualable frenesí sonaron por la recta final las más contundentes: “Ederlezi”, “Cajesukarije Cocek”, “Mesecina” y por supuesto “Kalashnikov” que reemplazando el grito de batalla serbio por un “¡Al ataque!”. Y, mientras unos dicen que sí a uno le gustan los directos es necesario ver a bandas como U2, Red Hot Chili Peppers o Metallica al menos una vez en la vida, la verdad es que es más necesario ver a Goran y su ensamble de locos para comprender cómo este tipo de música puede tomar a la persona más tiesa y cuadrada para volverla un explosivo petardo que echa chispas de un lado a otro.
La noche cerró con un “¡Sí no te vuelves loco, no eres normal!” por parte de Goran Bregović que agradecido y con la mano en el corazón una vez más se retiró de los escenarios mexicanos dejando una masacre tras de si: ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! ¿cuántos más Goran? ¿cuántos más?
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