Por moonman
Me pregunto si Paul MacCartney estará consciente de que en su vida ayudó a mejorar al mundo. Sólo basta escuchar cualquiera de sus canciones de sus 60 años de carrera como músico y compositor para darse cuenta de que en ellas hay un reflejo e intensión de mejorar y reinterpretar el triste mundo que vivimos; ya sea desde un recorte de periódico que accidentalmente le llegó, la llamarada del amor, el sentido común de unidad, dejar ir las cosas innecesarias y la esperanza de un mundo mejor.
Tal vez porque fue uno de los primeros o porque simplemente su visión es la más acertada, es difícil que caiga en la pretensión o de creer en algo que no le convence. Paul McCartney no sólo ha dejado un camino, sino un highway de ocho carriles para que miles de nuevos artistas recorran su camino. Por lo mismo, verlo en vivo es algo básico e indispensable para cualquiera que digne ser amante de la música.
Ya sea con The Quarrymen, The Beatles, Wings o su carrera solista, hizo muchas bifurcaciones musicales: desde guiños a la Balada, originar un sonido Pop, desde un Rock Psicodélico hasta algo más espeso, melodías tan pegajosas que lejos de ser un earworm temporal, se vuelve tan clásico como revisitar un recuerdo de infancia.
Tal magnitud y grandeza musical necesitaba un recinto igual, ya que ha pasado por el Foro Sol, Palacio de los Deportes y un impresionante Zócalo, así, que decidió regresar al Estadio Azteca, máximo recinto privado en México. Y es que el efecto que surge cuando miles de personas reunidas corean, cantan y realmente disfrutan clásicos es algo indescriptible. Se vuelve una utopía automática en donde lo malos pensamientos y conjeturas mentales se disuelven para unirse a favor de una causa que la canción dicta.
Como personaje en el escenario combina la humildad con el hambre de aplausos y también con el jugar con el público para complementar la experiencia en vivo.
Los highlights que nosotros escogimos fueron “Hey Jude“, la combinación de “A Day In A Life” con “Give Peace A Chance“, el poder de “Helker Skelter“, el juego pirotécnico de “Live And Let Die” y el comienzo con ukulele de “Something” (dedicada a George Harrison) para después terminar con banda completa. Un momento especial fue después del encore cuando salió con una bandera mexicana, una inglesa, otra estadounidense y una del Orgullo Gay, así como recordar de forma leve los hechos del #19S con un grito de “Fuerza México“.
Inolvidable noche. Si pueden deber de ver un Beatle en vivo antes de lo inevitable.
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