Por moonman /// Fotos cortesía Parkwood Entertainment
Cuando uno asiste a un concierto pop sabe de entrada que debe de quitarse muchas exigencias que normalmente acarrea uno en otro tipo de conciertos, por ejemplo, que si van a cantar una canción rara de su discografía o que tan bien o mal sonaron. Normalmente uno se debería dejar fluir por otros motivos como la escenografía, los bailes y el espectáculo en general, pero algo que hizo Beyoncé en especial es que la música también fue un elemento igual o más importante que los antes mencionados.
A diferencia de una muy platicadora Lady Gaga o de un espectáculo gigante que puede llegar a minimizar incluso a la misma Madonna, Beyoncé ha logrado trazar una coherente carrera de 10 años en donde no se dejó llevar por la moda (bueno, en “Run The World” un poco) sino que ella la marcó al combinar el Soul, R&B y Hip Hop y las enseñanzas de comandar al trío Destiny’s Child.
Aparte Beyoncé es, valga la redundancia, una de las artistas más femeninas en el medio en el sentido de demuestra esa dualidad de ser sexy y sensible al mismo tiempo en sus canciones y de tener un gran estilo y personalidad sobre el escenario. Esto se vio reflejado en las asistentes que en la menor provocaciones bailaban “sexymente” desde sus asientos.
Ms. Carter World Tour es un concierto para arenas y por lo mismo hizo que la experiencia fuera mejor a diferencia de ver a un frijol bailarín desde la última grada de un estadio. Por lo mismo, las luces, pirotecnia y bailarinas se pudieron apreciar mejor.
Entre lo destacado de la noche estuvo “Naughty Girl” de su Dangerously In Love que acaba de cumplir su primer década, “Run The World” con la que abrió el concierto, “1+1” en donde cumplió el cliché de subirse a cantar encima de un piano de cola, “Irreplaceable” en donde corrió del escenario principal a uno más pequeño y el cierre con “Halo” mientras sostenía una bandera mexicana.
El final vino con dos de los mayores hits de la historia del pop reciente: “Crazy In Love” y “Single Ladies” en donde todas mas mujeres agitaban la mano derecha en busca de un anillo de compromiso.
Pudo haber sido una experiencia aburrida, pero la verdad Beyoncé logró su cometido al dar un show entretenido a pesar de casi no tener ninguna interacción con el público.
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