Por moonman /// Fotos: BigIdeas (OzCorp)
Peter Hook es posiblemente la persona que más gusto me ha dado entrevistar. He tenido la oportunidad de hacerlo en dos ocasiones y en cada una ha mostrado un gran interés por compartir su vida y vivencias. Por momentos deja asomar un carácter fuerte que lo ha distinguido desde siempre, pero es básicamente el que le ha dado forma a este importante personaje en la música británica.
Hace unos año lo pudimos ver en DJ Set en donde importó una noche del club Haçienda de Manchester en el Pasagüero, luego vino con su exitosa gira de Unkown Pleasures de Joy Division. Ahora, como respuesta a la reunión de New Order sin él, vuelve para tocar los primeros dos materiales (Movement y Power, Corruption & Lies) que marcaron el fin de una era y el comienzo de otra que marcó una innegable influencia en miles de bandas que combinaron el electrónico y rock.
Inició súbitamente, sin dejar espacio a una pregunta inicial:
Cada vez que voy a la ciudad de México es fantástico, incluso la primera vez que fui en versión DJ Set. La respuesta siempre ha sido fantástica, siento que hay una extraña unión entre la música de Manchester y México.
En Movement cantas dos canciones, ¿hubo un momento en el que pensaste que serías el vocalista principal de la banda?
Fui difícil establecer cómo nos moveríamos al inicio. Todos tratamos de ser el cantante pero Bernard y Stephen tenían una muy buena habilidad para escribir las canciones. Fue interesante porque si piensas en las canciones de Joy Division muchas de las canciones están basadas en el bajo, pero cuando comenzamos New Order era difícil para mí convertirme de bajista al compositor y cantante principal; yo sólo escribí “Dreams Never End“, la gran mayoría las escribió Stephen, pero a pesar de ser un buen compositor era el peor vocalista. La forma en que las canciones fueron construidas fue que el bajo tuviera una buena presencia y la guitarra fuera un acompañamiento, por lo que Bernard fue la mejor opción. Orgánicamente se convirtió en el vocalista porque Stephen no sabía cantar, yo quería cantar pero era mal compositor, así que Bernard estaba OK en composición y como cantante.
El gran problema fue Martin Hannett, nuestro productor, porque fue el más afectado por la muerte de Ian Curtis. Estaba contento con las primeras canciones que compusimos porque sonaban muy “Joy Division”, pero odiaba cómo sonaba la voz, lo que ocasionó un ambiente no muy sano durante la grabación del disco. Incluso si te fijas en el disco, la voz suena muy baja, muy tímida y sin confianza. Lo que me gusta es que ahora, luego de 22 años, puedo hacerle justicia a esas canciones y cantarlas cómo se deben. Por ello realicé esta gira.
¿Qué crees que fue la más importante aportación que hizo Gillian a esta nueva formación?
Gran parte del disco estaba compuesto cuando Gillian entró a la banda. Bernard hizo gran parte de la programación y secuencia de los teclados. Ella entró porque era una música sin experiencia y Bernard no quería que nadie cambiara lo que ya había hecho. Ella hacía lo que le decían que tocara. Era una extensión de la mano de Bernard porque él estaba ocupado con la guitarra. Si lees las entrevistas que ha dado Bernard no le da pena decir que no le gustaba estar en los teclados, incluso yo tocaba en canciones como “Confussion” o “Touched by the Hand of God” para quedarse como el centro del show.
Power, Corruption & Lies es uno de los álbumes más importantes de las últimas décadas, ¿en qué bandas crees que se ha manifestado más esta influencia?
Lo más fácil sería decirte a cuáles bandas no las influenció. Lo interesante es que cuando Bernard y Stephen se aventuraron a programar los teclados y cajas de ritmo lo hicieron con un gran talento y entusiasmo y lograron hacer cosas impresionantes. Si escuchas la forma en cómo fueron creando las capas de “Blue Monday” de los teclados desarrollaron algo muy futurista, a mí me preocupó porque estábamos sonando a Kraftwerk mientras yo quería seguir sonando como a Iggy & The Stooges. Fue una batalla creativa y muy consciente que tuvimos para llegar a un terreno común como Giorgio Moroder y quedamos en medio. Quedó una mezcla de música dance y rock en donde la batería, guitarra y el bajo jalaban las secuencias y teclados a un lugar común. Eso fue un parteaguas en la música porque fimos los primeros que lo hicimos y ahora es común que el 99.9% de las bandas lo hagan ahora.
El problema es que a inicios de los ochenta las cajas de ritmos eran comunes. Si escuchas a Chic ellos lo hacían muy bien, porque sonaba que había seres humanos detrás de ellos y no máquinas. Lo interesante de la tecnología es que muchos integrantes de esas bandas se perdían en todas las opciones que te podrían dar. Nosotros tuvimos ese problema porque Stephen y Bernard componían canciones completas pensando sólo en eso y yo llegaba y les decía: “Le pondré algo de bajo a eso” y ellos decían: “¡No!”. Eso nos llevó a muchas discusiones pero creo que la gran música viene de grandes discusiones. Bandas cómodas hacen música cómoda. Hemos sido afortunados porque en gran parte de nuestras carreras hemos estado inconformes; aún hoy en día, en 2013, la furia y frustración de ambas partes: una compuesta por Stephen y Bernard y yo en la otra, han llevado a que hagamos música interesante. Es una espada de doble filo.
Ya tuve la oportunidad de ver a New Order en vivo y me dejó una sensación incompleta
Es una desgracia que escogieron hacer lo que hicieron a mis espaldas porque de entrada garantizaba una experiencia “pagana”. Si lo hubiéramos hecho en común acuerdo no estaría criticando. Mi crítica es válida, incluso creo que es la verdad lo que digo porque muchos me han dado la razón. Es como un divorcio, sólo que en esta ocasión la esposa pretendió ser la buena y dejar mal al esposo. Yo los considero como una banda tributo pretendiendo ser la verdadera banda. La inclusión de su tributo a Joy Division en sus conciertos se debió al éxito que tuve con la gira de Unknown Pleasures. El hecho de poner en una pantalla un montaje con imágenes preciosas para “adornar” las canciones es una gran distracción; la gente va a un concierto a ver tu cara y a sentir el alma de las canciones.
En fin, lo ideal sería desearles el bien, pero por la forma en cómo lo hicieron jamás lo haré. Es como si a una Coca-Cola le reemplazaras un cuarto por agua y le pudieras seguir diciendo que es una Coca-Cola. Eso es lo que viene a mi cabeza con todo este problema. Ahora Bernard tiene un bajista al que le dice qué debe de hacer. Mi primera condición para trabajar con él era que no se metiera en mi camino, gasté mi vida haciendo eso para que la música sonara como mejor.
Mencionaste a Giorgio Moroder y Chic. Ahora están de vuelta gracias a sus colaboraciones con Daft Punk, ¿qué opinas de volver a echarle un vistazo a estos proyectos?
Nile Rodgers es un músico fantástico y logró hacer cosas maravillosas con Bernard Edwards. Si lo ves de una forma cómica, Bernard y yo hicimos algo muy parecido porque tenían gustos muy diferentes pero juntos hicimos cosas maravillosas. La diferencia es que ellos decidieron dejar de hacer nueva música porque consideraban que estaban persiguiendo el pasado. Lo interesante es que decidieron reunirse en una canción y celebrarlo, es lo mejor que pudiera pasar.
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