Por Natalia Cano @Bikini_Bandit /// Fotos: Jaime Fernández (Flickr)
Cuando Trent Reznor decidió tomarse un descanso de la rutina con Nine Inch Nails, el músico y productor no pudo más que pensar cuál sería el paso siguiente. El líder, fundador y cerebro de la emblemática agrupación de rock recién había terminado una mini gira llamada Wave Goodbye – con la que conmemoraba dos décadas de vida de la agrupación y que sucedía a la maratónica Lights in The Sky, de 2008- y se encontraba en una franca encrucijada.
Harto del desgaste físico y emocional que conlleva una gira mundial, Reznor se replanteó la posibilidad de estar fuera de los escenarios una temporada. A su agotamiento se sumaron las ganas de permanecer un tiempo en casa para disfrutar de su vida marital y su debut como padre.
Pero el destino dictaría que Reznor no estaría fuera de acción por mucho tiempo. Más pronto de lo que se imaginó, el músico recibió una atractiva propuesta de un viejo cómplice y amigo, el cineasta David Fincher, quien lo llamó para ofrecerle la misión de realizar la música incidental de la película The Social Network.
El rockero confesó, en una entrevista televisiva realizada en 2010, que se sentía inseguro. “No era David (Fincher), era yo”, dijo Reznor al periodista cuando le contó sobre la situación que vivía a finales de 2009. Tras un par de meses de mucho pensarlo y recuperar la confianza en sí mismo, el músico le pidió al realizador retomar la invitación y entonces, de la mano de otro viejo cómplice, el productor Atticus Ross, el líder de NIN se introdujo en una faceta que mucho había añorado: la de compositor de música para cine. Su trabajo en The Social Network y The Girl With The Dragon Tattoo le valió un Oscar y un Globo de Oro.
Durante ese período, Reznor lanzó un grupo alterno. How To Destroy Angels, donde le acompañan su esposa, Mariqueen Reznor, Atticus Ross y su director de arte, Rob Sheridan. El resultado fue un álbum de piezas melódicas acompañadas de esos inconfundibles sintetizadores crudos que hicieron de NIN la banda más representativa del rock industrial – por lo menos en el llamado mainstream– llevado a un terreno que coquetea con el Trip-hop. Este proyecto preparó, de alguna forma, el terreno para el regreso de Nine Inch Nails.
En aquella entrevista con el periodista Tavis Smiley, Reznor hizo énfasis en que ahora era un hombre de más de 40 años y que cuando decidió darse un receso con NIN, lo hizo plenamente consciente de que estaba renunciando a su zona de confort.
Hoy se estrenó a nivel mundial, Hesitation Marks, la octava entrega en estudio de NIN. La tapa del disco emula un poco a la de The Downward Spiral (ambas portadas fueron diseñadas por Russell Mills), la obra cumbre de la banda y que el próximo año cumplirá dos décadas de su lanzamiento. Pero lo más interesante de todo esto es que en su nuevo álbum Reznor deja muy claro lo siguiente: Quedó atrás el hombre que odió a Dios, al Sistema y a sí mismo. El que retó a la censura del gobierno de George W. Bush (a él le dedicó la canción “The Hand That Feeds“), a la sociedad conservadora y a las compañías disqueras, es hoy un hombre feliz. Basta con echar una oída a “Everything” donde Trent canta con un tono pop – gesto que desató polémica en redes sociales cuando se dio a conocer el tema- sobre la nueva etapa que vive.
El revolucionario que creó una nueva forma de distribuir y vender la música, y que reinventó el rock con las máquinas y el uso de la tecnología, es ahora un hombre renovado. Rehabilitado desde hace unos años, Reznor ha canalizado esa furia que desprendía en la época de Pretty Hate Machine y The Downward Spiral en otros aspectos de su música.
Y si bien Hesitation Marks dista mucho de ser una obra maestra como lo son The Downward Spiral o The Fragile, sí marca un “antes y un después” en la carrera musical de NIN. Es probablemente el lado más electrónico de Reznor, pero también la forma más sutil de conducir toda esa furia, soledad, desesperación y frustración que por años lo torturó y encontró en la música la forma perfecta para vertirlo.
El anuncio de que Adrian Belew, viejo amigo de Reznor y a quien se le atribuyen las deliciosas atmósferas sonoras en discos como los ya mencionados, causó gran expectativa entre los fans de la banda. Pero en el estudio de grabación, parece que las cosas no resultaron y por el bien de la amistad, decidieron parar. Para su nueva alineación, Reznor reunió a otro de sus cómplices, el guitarrista Robin Finck, el tecladista Alessandro Cortini, el bajista Josh Eustis y el baterista Ilan Rubin.
Después de una serie de festivales, que incluyeron Lollapalooza y Outside Lands, NIN se prepara para iniciar su gira mundial Tension 2013, misma que se espere llegue a México el próximo mes de marzo. Indudablemente la furia de Trent Reznor sigue viva, por lo menos en los conciertos, donde es capaz de hacer explotar cabezas.
Sobre la autora:
Periodista originaria de la Ciudad de México, ha colaborado en revistas especializadas como: Rolling Stone México, Marvin, La Mosca en La Pared, Soundcheck y Music:Life. Actualmente funge como reportera de agencias de noticias, es colaboradora en SinEmbargo y la revista Gente Y la Actualidad. Trabajó seis años como reportera en el periódico El Universal donde también editó por dos años la sección “La Pared“. Es incapaz de ocultar su fanatismo por Nine Inch Nails y Tool. Se declara una nostálgica de los 90 y es amante del café.
