Por Andrea Lopez Estrada @conejoazulorama /// Fotos BigIdeas (OzCorp)
“Hace algunos años vine a México con el corazón roto… y esta ciudad me lo arregló” fue la frase con la que Kevin Drew inició su concierto como parte del 6º aniversario de Arts & Crafts México.
La frase sirvió para dos cosas: establecer el mood del concierto (Kevin se lo dedicó a Kathina, su novia de aquel entonces y ahora buena amiga, quien por cierto estaba entre el público), y para denotar la relación que tiene con México.
Acompañado de Charles Spearin en la guitarra, Kevin inició la noche soltando hits. “You in Your Were” fue seguida por “Superconnected” dejando claro que la noche no sólo se trataba de tocar Darlings, su disco solista, sino que también habría espacio para repasar un poco el camino de Broken Social Scene.
En un principio, el concierto tenía un toque de seriedad, a pesar de estar en un espacio tan íntimo como el Teatro Polyforum, había una pequeña distancia que no se rompió hasta que Brian King de Japandroids, se sentó justo frente a Drew en el piso, y éste no tuvo más que invitar a los demás a acercarse.
El concierto fluyó con altibajos emocionales. Fallas técnicas hicieron que Drew se notara un poco nervioso, “Good Sex” comenzó a sonar haciendo a todos cantar muy contentos… hasta que Kevin tuvo que cortar la canción porque unas carcajadas (¿del público? ¿de los técnicos de iluminación?) lo interrumpieron. Todos nos pusimos un poco raros, pero Kevin nos arregló. Primero notó que nadie estaba tomando (por restricciones del lugar) y se disculpó por tomar una cerveza mientras tocaba, salió del escenario y regresó con una botella de tequila para el público. Luego, comenzó a tocar complacencias por ahí alguien pidió “Sweetest Kill”, alguien más pidió “Mayor Label Debut”, Drew cantando entre el público y dejándose tomar fotos mientras cantaba “Texico Bitches”; alguien más gritaba “(7/4) Shoreline” y Kevin dijo “¿Shoreline? Are you fucking kidding me?”…
Charles Spearin fue el complemento perfecto para Drew, un gran músico, que además, también servía para alivianar los breves momentos de tensión, deslumbrándonos con su guitarra (metafóricamente y literalmente reflejando la luz al público y a Kevin, para hacernos reír).
Kevin Drew nos permitió verlo en todos los sentidos, no sólo en un concierto íntimo, sino compartiendo música, compartiéndose a sí mismo, compartiendo su música, el tequila, su enojo, su nerviosismo, su alegría al tocar, su trabajo con BSS y su trabajo como solista, su noche con Charles en Polyforum. Un concierto que era más un regalo de aniversario que Drew dejaba no sólo para A&C, sino para esta ciudad que le curó el corazón.