Por C. Hadad (@HadadDosDos)
Fotos: Roja (Claudia Ochoa)
Son distintos los motivos por los cuales las personas se llegan a refugiar en la música, y uno de ellos es por el sentimiento de plenitud que se llega a experimentar al escuchar algún disco o estando en un concierto. Aunque claro está, el trabajo para generar un ambiente óptimo en un concierto no sólo recae en la música, sino en el público, y dicho trabajo en equipo se llevó a cabo en el pasado concierto del grupo neoyorkino The Pains of Being Pure at Heart el cual se realizó en el Foro Indie Rocks! y llenó de alegría a quienes se dieron cita.
No fue sino hasta dos horas después de la hora citada en que comenzó el evento cuando, cerca de las 23 horas en punto, un individuo que parecía perdido subió al escenario, tomó una guitarra y al voltear para afinarla uno podía identificarlo como Kip Berman (voz y guitarra), quien al verlo se comenzaron a escuchar los gritos de alegría pero estos no fueron notados por el vocalista quien, una vez listo y con la mirada perdida, comenzó a interpretar “Art Smock”. Era una escena bella, una voz forzada y sólo una guitarra de acompañamiento, parecía ser del tipo de películas que comienzan con el final de la misma para después iniciar desde el principio, por ser una especie de final tranquilo de la explosión de energía que vendría después.
Una vez que terminó y mientras sucedían los aplausos, comenzó a salir el resto del grupo y, una vez listos, comenzaron los frenéticos acordes de “Until The Sun Explodes”, “Heart in Your Heartbreak” y la dulce “Kelly”, en donde la alegría del público era recibida por un Christoph (guitarra) quien observaba atento la reacción del público pero a la vez se mostraba tímido como el estereotipo de un músico de Shoegaze y por otro lado, su hermano gemelo Anton que se encontraba en la batería y no ocultaba su alegría; mientras que en el bajo Jacob se contoneaba ligeramente al ritmo de su instrumento; y por último pero no menos importante la prima de Kip, Elspeth, quien ayudaba en las voces femeninas.
La energía del concierto fue subiendo gradualmente y con ella la alegría de Kip por la respuesta del público, como sucedió en un momento en que una chica le pedía a gritos su canción favorita y éste de manera tímida volteó sonriéndole lo que le hizo la noche a la chica por el gesto y, para tranquilizar un poco los ánimos, “Coral and Gold” para después volver a la explosión frenética que podía permitir el dream pop del grupo con “Belong”.
Para cerrar se tocó la canción homónima del grupo, la cual llevó a una explosión de energía y una especie de trance al vocalista quien de las repetidas veces que se agachaba y erguía se escapó su celular del bolsillo el cual nunca fue recogido por su dueño.
El término del concierto fue como una especie de golpe en seco, después de mantener al público en un estado muy animado no se le podía dejar con ganas de más, por lo que Kip igual que al principio subió solo al escenario con su guitarra e interpretó una versión “acústica” de “Ramona”, pero no fue lo suficiente para el animoso publico que mostraba su indiferencia al enfocarse en su platica en vez de escuchar. Con “Higher Than The Stars” se recuperaron los ánimos y una cámara GoPro que se colocó en la guitarra del vocalista corrió la misma suerte que su celular. Se interpretó un tema más y de nueva cuenta el grupo se fue, la gente se quedó aplaudiendo y gritando lo que ánimo a que regresarán a tocar uno de sus temas más emblemáticos, “This Love is Fucking Right”, no sin antes dedicar un agradecimiento sincero por parte de Kip quien, al final de la canción y contagiado por la alegría que sentía, se bajó del escenario para agradecer de manera personal por la entrega del público que una vez más le ha reafirmado que tiene el mejor trabajo del mundo. No lo digo yo, lo decía su gran sonrisa.
