Aterciopelados
Nortec Collectve: Bostich + Fussible
Por @Lalecce, corresponsal en Monterrey
Fotos Beno Ramírez
Llegaba una vez más el (ya famoso) Pa’l Norte. El line up del festival había sido anunciado con meses de anticipación y en ese momento el sentimiento general de la alineación era de conformidad (no confundir con conformismo).
Llegó el viernes 24 de abril y era tiempo de ir al Pa’l Norte que celebraba su cuarta edición. Tiempo de ir al festival que denota mayor atención a los detalles. Escenarios imponentes, iluminación, animación y locaciones perfectamente coordinadas, atendidas y organizadas. Sonido imponente para un line up perfectamente curado… otra vez; y digo otra vez porque otra vez nos recetaron lo mismo de los últimos años pero retomaré este tema un poco más adelante, ahora vamos a lo importante, la música.
Mi vida oficinil (y una hora y media de tráfico) me impidió llegar temprano al festival, así que llegando a “Down” de 311 me parecería injusto escribir algo de la banda de Nebraska. So, esta historia empieza con Kinky.
Cuarto Pa’l Norte, cuarta vez que tocaba Kinky, aquí la diferencia era que nos anunciaban la primer presentación en gira de su disco Unplugged. Mi expectativa era mucha, Kinky es una de mis bandas mexicanas favoritas y el disco no me había dejado tan grata impresión, así que esta era su oportunidad para “reconquistarme”. Sí, lo lograron, pero algo pasó después de una serie de seis canciones acústicas (con Ximena Sariñana en la voz femenina de “¿A dónde van los muertos?”. ¿Qué pasó? Pasó que la gente quiere brincar y saltar aunque nos vuelvan a tocar otra vez “¿A dónde van los muertos?” en su versión original. Ver a Kinky siempre es grato, pero, ¿por qué no confiar en su versión acústica para toda su presentación?
The Kooks fue la presentación que más me agradó. Ya me había tocado ver a la banda antes, justo aquí en Monterrey, pero la verdad es que, como toda banda con esta trayectoria, dominan su “escenario de festival”. Nada que reprochar a una banda que transmitió su ñoña alegría a los más de 40 mil asistentes de ese día.
Estoy casi seguro que a ningún lector de este honorable blog le gusta Flo Rida, a mi tampoco me gustó, de no ser por la sensual cadencia de la chica que tenía enfrente, me hubiera ido a comer un kebab o algo. Simplón, aburrido, tanto que la aparición del invitado sorpresa tuvo mucho mayor impacto: Big Boy.
Usted, amigo que no vive en Monterrey, no tiene la menor idea de lo que representa “Mis ojos lloran por ti” para esta ciudad. Creo que no hubo canción más coreada en todo el festival. Lo sé, es triste, pero vieran que divertida nos dimos.
Seguía Calle 13, porque haberlo visto hace ocho meses no era suficiente. La verdad sigue siendo igual de divertido, igual de intenso e igual de predecible. Calma, no son malos, de hecho creo que la banda con la que giran tiene músicos buenísimos y como banda son increíbles en vivo. Creo que todo lo que diga vale poco cuando ves el escenario repleto de gente bailando feliz, cuando “Adentro” impresiona por su lírica y la forma en la que ejecuta René, eso y a mi cantando “Ojos Color Sol” como si fuera un himno personal de vida. Sí, Calle 13 estuvo todo bien… otra vez.
El cierre del final era por parte de Molotov. ¿Alguien que lea esto no los ha visto en vivo? Bueno, no les tengo que decir como estuvo. Tocan increíble y todo mundo se volvía loco cantando “Chinga tu madre“, pero de nuevo me parece cuestionable traer a Molotov cada sies meses.
El sábado 25 de abril llegaba un sol radiante recibía la primer presentación que veían mis ojos: Fermín IV. La nostalgia de ver a Fermín en un escenario fue agradable; muchas veces ha repetido que Control Machete no volverás a los escenarios con su formación original y le creo, pero ver a Rubén Albarrán haber compartido con él el escenario en “Danzón” solo nos hace esperarlo con más ansias.
Una parte de mi se cree rapero y pues obvio tenía que ver a 2 Live Crew. Otro shot de nostalgia que pocos valoraron, y afortunadamente pocos (niños) entendieron. Otra agradable sorpresa del festival.
Uno tiene que comer así que me perdí a La Gusana Ciega pero regresé puntual a ver la última presentación de Bostich + Fussible. Aún recuerdo leer reseñas de su presentación del Vive Latino como uno de los cierres más memorables del festival. Acá será recordado por cinco palabras dichas por la mayoría de la gente en ese momento: “Chin, hubieran tocado más tarde”. Mira que tener miles de personas brincando y bailando a las cuatro de la tarde no es fácil y los de Tijuana lo lograron. Plausible presentación que merecía un “mejor” horario.
Seguía Belanova para demostrar que pueden pararse en un “festival alternativo” y no les van a aventar vasos. La verdad mi nostalgia noventa a “Tus Ojos” fue lo que me hizo escuchar todo el set. Todo bien, pop buena onda con una aparición de rara a desapercibida e irrelevante por parte de Alejandro Rosso (Plastilina Mosh).
Si había una banda perfecta para el horario de la tarde esa era Aterciopelados. Rock con ese bajo cadencioso que solo los colombianos dominan. Hippie, emotivo, festivo, fino y delicioso, así describiría el setlist de Andrea Echeverri y compañía. Ah si, obvio nostálgico… otra vez.
El año pasado tuve la oportunidad de ver a Enanitos Verdes en el Vive. Yo estaba negado diciendo que era “rock de viejitos” y que este año no los volvería a ver porque pues “es de viejitos”. Pues por segundo año me convertí en “viejito”. Era imposible ponerse de malas con esa demostración de rock latinoamericano tocando un clásico del rock mexicano: “El Metro Balderas“. Otro acierto del sábado.
No vi a Los Claxons y me costó trabajo ponerle atención a los Babasónicos, así que podemos irnos derecho a Garbage. Hace algunos años vinieron a un MTV World Stage donde, de los trece mil asistentes, solo dos mil esperábamos al “telonero” de Linkin Park (sí, eso pasa en un mundo muy raro gobernado por MTV). Bueno, el caso es que Shirley Manson vino a que le aventaran un vaso, a enojarse por ello y sobreponerse como una de las mejores frontwoman que hemos tenido en los últimos 30 (madres) años. Un setlist lleno de éxitos, nostalgia (otra vez) y mucha, mucha, Shirley Manson.
Otro de los actos sorpresa del festival fue Village People. Otro ejemplo de que en Monterrey nos la pasamos re bien con la nostalgia y el “jajajeo”. “Macho Man” y “YMCA” para que todos nos pusiéramos a bailar como (mis) papás. Los actos sorpresa del festival se agradecen mucho, de verdad, pero luego pasan tan desapercibidos como Coolio cantando “Gangsta’s Paradise” (sábado) o Crazy Town con “Butterfly” (viernes), ni me acuerdo en que momento tocaron pero pues si, si es divertido.
Me tocó ver a Café Tacvba con alguien que nunca había visto a los “satelucos”. Así se disfruta más su setlist que podríamos definir como unna avalancha de éxitos (si, como el disco). De verdad su presentación ayudaba a quedar bien. Así como cuando le das un mixtape a la chica que te gusta y le dices: “mira, está bien padre la música que me gusta”, así fue la presentación, cumplidora. “Las Flores“, “Déjate Caer“, “Ingrata” y un montón de “éxitos” más. Obvio un festival como el Pa’l Norte no es el mejor lugar para un concierto de lados B pero tocar “Revés” (por mencionar algo más “alternativo”) sería algo interesante.
Si a usted querido lector le gusta Imagine Dragons, tápase los ojos y brínquese al siguiente párrafo. Ahora sí, es que luego son bien sensibles. La banda toca muy bien, les crees, le echan ganas y tiene canciones (y cóvers) pegajosos y adolescentes. “Demons“, mi canción favorita de los de Las Vegas, no sonaba tan memorable y las otras canciones tampoco me hicieron más feliz que aquella vez que le abrieron Phoenix en el Auditorio Banamex. En lo general bien por Imagine Dragons pero nada imperdible.
Llegaba el momento del cierre del festival y ese corría a cargo de Intocable. Pretexto perfecto para agarrar de la cintura a “la morrita” y bailar y cantar con “cheve” en mano, todo el cliché disfrutable.
Y así cerraba el mejor festival de esta ciudad. Ese que tiene instalaciones de primera y una logística de primer mundo. Ese que nos trae lo mismo de siempre con highlights que (en lo personal) agradezco. Ese que esperamos el año que entra… otra vez.
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