Por: Tláloc Ruiz @tlalocorg /// Fotos: Michel Trevilla
¿Por dónde empezar para explicar porqué el show no solo fue mediocre, sino plenamente malo? El recuerdo de un gran concierto por parte de un ensamble que le daba nueva vida aquellos clásicos de Bob Marley hace un par de años en el Plaza Condesa se disipó en un conjunto nivel ‘banda tributo de cantina’.
De entrada, la calidad del sonido en la producción del evento hizo que el micrófono del mismo Al Anderson (único miembro ‘original’ de Wailers) jamás sonara, mientras que el resto de la banda se escuchara opaca, grave y apagada, cosa que de por sí fue propiciada por la calidad de sus nuevos integrantes que aunque tengan ya un rato de tocar en el conjunto, en México era la primera vez que se presentaban en ese formato, contrastando tajantemente con las ausencias del teclado y voz de Desi Hyson, carismático líder de Moja Nya, y los coros de Erica Newell de Melody Makers, teniendo ahora en las voces a Chet Samuels, y en el teclado a un caballero cuyo nombre no es preciso debido a que sus habilidades dejaron muchísimo que desear.
Al menos los actos teloneros fueron rescatables y, sí bien Natty Congo Crew una vez más se mostró digno, es de señalar la presencia de Movimiento Original, desde Santiago de Chile que tras cinco años de ausencia y con casi diez años de existencia como colectivo de hip-hop-reggae, aparecieron con la grata sorpresa de haber tenido oportunidad de ejecutar su set casi completo teniendo más de cincuenta minutos sobre el escenario en que sonaron “Luz”, “Ultima Instancia” y “Soldados del Ghetto”.
Pasadas las once de la noche, horario también cuestionable cuando su presentación pasada en México fuera puntual para ajustarse a transporte público, los llamados Wailers Originales subieron al escenario para probar su equipo y en vez de optar por salir y hacer una ‘gran’ entrada como en cualquier recital donde se apagan las luces y la banda sale a ser cobijada en aplausos, simplemente empezaron a tocar agarrando a ingenieros como a público pajareando cuando ya sonaba “I Shot the Sheriff”, con un teclado que sonaba a Casio de pilas doble A, un Chet Samuels cuyo acento jamaiquino era realmente puertorriqueño y más que darle fuerza a las canciones las hacía sonar más a Los Pericos o a Gondwana –cosa que ni es buena ni es mala… pero no es Wailers– y, mientras originalmente uno recordaba a Original Wailers como un proyecto congruente que no solo interpretaba piezas de álbumes donde no solo estaba realmente Anderson en Wailers y piezas de un álbum debut con material totalmente nuevo, se escogió para esa noche el catalogo Legend, para irse a la ‘segura’ y simplemente complacer a las audiencias menos demandantes. “Jammin’, “One Love’ y “Get Up Stand Up” como sí se hubieran rendido en intentar algo diferente, con todo y que por ahí se dejaron escuchar estribillos de ‘Easy Skankin’”, “Lick Samba” y una interesante reversión a “Bend Down Low”, la realidad es que el show fue como ir a ver una banda de covers de The Wailers que bien pudo ser la mejor en algún momento, pero tras la experiencia del aniversario de Marley por parte de Groundation hace un par de meses en el Plaza Condesa, esto se quedó muy corto sino es que triste.
Ah, ¿Y saben qué cosa faltó? ¡Wailers nunca dio el ‘Jah-Rastafari’ tanto esencial como tradicional en un show de reggae! Faltó la bendición.
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