Pellejos
Soy Cavernas
Terrícolas Imbéciles
5.0
Por Diego Álvarez Rex
Cuatro años desde su última larga duración y dos tras la salida del EP Sexo Ficción, Pellejos arroja Soy Cavernas como precisamente una pieza que parece haber estado escondida en una mientras el tiempo pasaba.
Entre armónicas, saxofón, guitarra, bajo y batería, la oferta de Pellejos se caracteriza como un Garage Rock cuadrado, que en este álbum se vuelve lento y desesperado por creatividad como sí se tratase de una época en la música mexicana que se niega a morir.
Mientras hay un mundo infinito de posibilidades en una guitarra, hay quienes aún buscan sonar como a Lost Acapulco en sus peores ratos que, entre letras que rezan “Todo lo que vuela a la cazuela”, “a calzón quitado” y una versión de “Los Caminos del Sur”, la parte letrística del material bien pudo haber salido del bloc de notas de un payaso de crucero a veces poeta, a veces alburero, pero siempre inoportuno.
Entre una desatinada producción que evidencia la falta de creatividad en la instrumentalización de canciones como “Sexo Ficción” o la que nombra al disco, y una voz mezclada por encima de toda la pista, la casi hora completa de Soy Cavernas es a veces monótona y por otras simplemente nefasta, evocando los momentos menos inspirados de Los Esquizitos, donde lo que buen podría ser un sprechgesang se transforma en el tío borracho hablando por encima de la música medio intentando cantar medio platicándote la canción.
Como dice uno de los temas en este material, “Me hice el interesante, me azoté”, y es precisamente eso lo que más caracteriza a este conjunto, que entre la historia de haberse conocido en la ENAP y que su biografía lee “más que músicos son artistas visuales”, este material de los oriundos de la capital mexicana es de grandes títulos, arte destacable, y de promesa grandilocuente para ser cuadrado y olvidable.
Valdría la pena hacer la comparativa del título del disco con la música que parece haber forjado este disco, ya que da a entender que efectivamente se ha vivido en una caverna (aunque el comunicado de lanzamiento sugiera alegorías platónicas): no se ha actualizado en métodos de composición, producción o siquiera el entorno sonoro al que se enfrentan, ya que bandas nacionales de generaciones pasadas como Telekrimen y Twin Tones hacen y deshacen géneros a su placer, nuevas bandas como Las Pipas de la Paz o San Pedro el Cortez parecen haberle inyectado dos galones de adrenalina al género… pero en eso, sale Pellejos con este álbum que cual “eslabón perdido” intenta convivir para quedar como el inadaptado y eventualmente rechazado Píe Grande.
Pellejos y esta placa están “bien”, ni más ni menos, ni molestan ni se vuelve memorables, y este material, así como cualquier otro lanzamiento del conjunto, está bien para que suene de fondo en un bar o en la fiesta de tu casa, que corra de principio a fin mientras platicas, desempolvas juegos de azar o limpias la mesa, porque de ser el centro de atención la perdería a los cinco minutos.