Por AC Tato
Foto Michael Nivio
La francesa Yelle se presentó el pasado 29 de julio en el Lunario del Auditorio Nacional. En las pocas ocasiones que he asistido a conciertos en esta sala siempre me he planteado la misma incógnita previa al concierto: ¿qué tanta prendidez podrá alcanzar el público asistente? Afortunadamente siempre he salido sorprendido. Este fue el caso del concierto de Yelle.
El temor por una asistencia pobre estaba en el aire. Como estrategia comercial los organizadores pusieron en promoción los boletos hasta en tres ocasiones y se canceló la presentación en Monterrey. Al llegar al recinto, otro mal augurio: la cola de invitados sobrepasaba por mucho a la cola de los asistentes con boleto, casi vacía. Nada que temer, los “invitados” y sus acompañantes siempre son numerosos. Al interior ya estaban varios cientos de jóvenes en los lugares más cercanos. Mientras esperábamos el inicio del concierto, intenté descifrar que tipo de público llegaba, no había ningún signo de identificación común. Lo único que se me vino en mente era : “Gente normal”. En esas estaba cuando dieron las 9:04 min y Yelle saltó al escenario ataviada en un vestido azul neo Ye-Ye con minifalda y botas blancas très pop , acompañada de dos bateristas.
Desde la primera rola, el ambiente no hizo más que acrecentarse en intensidad. Fue una suerte de “revancha”, primero por demostrar la calidad que Yelle no había podido demostrar en dos desafortunadas visitas anteriores, tocando en lugares poco adecuados, producto de meras ocurrencias de los promotores y segundo, agradecer al público mexicano que pese a lo anterior, le ha seguido mostrando su afecto y reconocimiento en las redes sociales, durante este tiempo de ausencia y ahora se encontraba con ella en vivo. Así que efectivamente, tal como lo mencionó en varias ocasiones, fue una noche especial para Yelle y su desempeño en escena así lo dejó sentir amour, amour, amour.
Si algo caracteriza a Yelle , es la calidad de sus composiciones y sus arreglos, aún aunque uno no sepa francés , cada una de ellas cuenta con un delicado desarrollo melódico acompañados de ritmos bailables y pegajosos de un lenguaje fácil de digerir, nada experimental, desconocido o incómodo. Inclusive baladas como “Florence en Italie” o los territorios oscuros e introspectivos de “La Musique” tienen esta energía del Pop capaz de unirnos en armonía en un gozo ligero y desenfadado que expresa una universalidad donde hay cabida para los sueños de todos.
Grand Marnier y Frank Richard, jugaban a los clones-bateristas con coreografías robóticas y golpes coordinados, las luces ayudaron bastante para el show. La experiencia de los dos bateristas fue muy divertida, imprimiéndole energía viva a la rítmica. Sin embargo me hubiese gustado más ver la formación anterior donde Grand Marnier tenía un sintetizador frente a él y humanizaba a la máquina con esos tremendos acordes tecno que tienen sus composiciones. Bizarramente el momento cumbre de las baterías fue con “A Cause de Garçons”.
Al final todos los simples mortales presentes estábamos gozando con un Electro Pop perfectamente ejecutado y moviéndonos rítmicamente respondiendo a las coreografías, ritmos y aplausos que nos motivaban a hacer desde el escenario. Hubo un encore y el concierto acabó, como era de esperarse con “Complètement Fou“. No fue una noche de experiencias fuertes y nuevas, fue una noche de reencuentros, de comunicación, sano entretenimiento, cocas y hot dogs. Estuve a punto de ir a comprar una segunda cerveza doble pero me abstuve, agarrar tono, hubiese arruinado la maravillosa experiencia de la normalidad.
Por moonman
Para seguir con la oleada de artistas franceses en México, la cual comenzó con La Femme y terminará por el momento en septiembre con Nouvelle Vague, se presentó la reina del Electro Pop francés Yelle que tras varias promociones en los boletos, logró casi llenarlo.
Lo interesante es que se llenó de fans de hueso colorado y muchos otros nostálgicos de la era neón de la década pasada quienes a pesar de tener un nulo o básico francés, hicieron que el concierto se convirtiera en una gran experiencia.
Comenzó con la dupla de su disco Safari Disco Club con “Unillusion” y “La Musique” mientras sus dos bateristas hacían una singular coreografía casi robótica y Yelle se lucía con sus pasos de baile. Siguió su más reciente sencillo “Ba$$in” y el sencillo con el que se dio a conocer mundialmente: “Je Veux Te Voir” con el que posiblemente el público se enloqueció más.
Siguió un bloque más introspectivo con “Dire Qu’on Va Tous Mourir” y “Bouquet Final“, ambas de su último disco con las que mostró una faceta más relajada. Para retomar el ambiente, lo hizo con “Jeune Fille Garnement“, “Que Veux-Tu” y “Coca Sans Bulles” cuyo inicio es muy parecido (o incluso un sampleo) de “Short Circuit” del Discovery de Daft Punk.
Hubo muchos momentos que tanto Julie Budet como sus músicos quisieron intercambiar algunas palabras en español, pero terminaron haciéndolo en inglés. Aprovevharon para grabar un video para Facebook en donde pidieron a la gente que se pusiera lo más loco posible y esto fue lo que captaron:
MEXICO, TE QUIERO❤️
Posted by Yelle on Wednesday, 29 July 2015
Otro de los grandes momentos fue con “A Cause De Garçon“, “Safari Disco Club” con su distintivo grito como si fuera un llamado de la jungla, y “Complètement Fou“, que a pesar de su poco tiempo de haber sido lanzada, se convertirá en uno de sus clásicos en futuros setlists.
Así que en medio de la sequía de conciertos de verano, Yelle fue un pequeño oasis de baile. Ojalá pronto pueda cumplir su promesa de volver a nuestro país.
Así sonó “La Musique” de Yelle en el Lunario
Posted by Me Hace Ruido on Wednesday, 29 July 2015