David J & The Gentleman Thieves
Descartes a Kant
Por Diego Álvarez Rex
Fotos Óscar Villanueva (Flickr)
El día tan esperando llegó y David J. Haskins se presentó como acto solista en nuestra capital, y aunque una vez más el Lunario del Auditorio Nacional albergara un concierto que bien pudo haber sido de localidades agotadas, una sala medio vacía (o muy vacía, para ser sinceros) como respuesta a un músico que en algún momento llenara dos noches el Teatro-Cine Opera y la plancha del Palacio de los Deportes, nada tuve que ver con la calidad y elocuencia del recital.
Pareciera que ninguno de los seguidores de tanto Bauhaus como Love & Rockets se enteraron del concierto, ya que muchas de las personas presentes si bien le pegan a los treintas, poco parecían ser aquellos que suelen ir devotos a las consecuentes presentaciones de Peter Murphy en México, y si bien no se trata de estereotipar a aquellos que suelen portar camisetas de Christian Death o Clan of Xymox en conciertos, lo que es cierto es que el gran porcentaje de los presentes parecían más que nada invitados del lugar o del promotor que permanecieron indiferentes (al menos callados, gracias) al concierto como si de cualquier cosa se tratara, prueba de eso fue que cuando el británico dejó escuchar clásicos como “No New Tale to Tale” o la mismísima “Bela Lugosi’s Dead”, la ovación clara, pero de apenas un puñado de los presentes.
Ahora bien, centrados en el contenido y no en el contexto, David J fue más que complaciente en su debut ya que, haciendo a un lado su carrera solista como si gira de retrospectiva se tratara, el bajista y ahora guitarrista se centró más que nada en su material con Love & Rockets bromeando hacia el final del concierto “No soy Daniel Ash… ¡soy el otro tío!”, en referencia a nunca haber sido la reconocida y protagónica figura en dicho trío. Ocho canciones para ser precisos en que además de los famosos sencillos como “Yin and Yang” y “Kundalini Express”, únicas piezas donde tocó el bajo y además contaron con citara y steel guitar, se integraron piezas no tan conocidas como “Bound for Hell” y “**** (Jungle Law)” desenvolviéndose en un repertorio que dejó con ganas de más ya que apenas y le pegó a la hora y media.
La banda de soporte, The Gentleman Thieves, se mostró en extremo versátil así como virtuosa para darle vida nueva a las canciones de más de veinte o hasta treinta años de antigüedad, y así como tanto a él como a Peter Murphy les hará siempre falta el único e irrepetible sonido de Daniel Ash, sin duda es un gran regalo de consolación para aquellos que nunca pudieron verlo en sus años como parte de estos grupos, aunque por ahí también es cuestionable la omisión de su catalogo solista que, aunque incluyó un tema de su última placa y sus clásicos “I’ll Be Your Chauffeaur” y “Candy On the Cross”, a muchos nos hubiera gustado escuchar “Crocodile Tears & the Velvet Cosh” o “Joe Orton’s Wedding” intercaladas entre todo el complejo repertorio que David dejó en claro que el único “cover” del show fue el cierre con “What’s so Funny (Bout Peace Love & Understanding)?” que nadie pareció reconocer o bien, importarle.
David J aún porta esa teatralidad herencia de años de estudio de cabaret y arte gótico, aprovechando la naturaleza de sus canciones para ocultar su rostro tras su sombrero, cubrirse la cabeza con su chaqueta o tomar el micrófono para cantar de rodillas a media luz durante “Who Killed Mr Moonlight?”, dejando ver a un cantante fuerte, motivado y sobre todo vigente que, aunque no hubiera tenido la recepción que merecía, indiscutiblemente fue un concierto que haya tocado lo que haya tocado, fue algo para atesorar y recordar.