Reseña: David Bowie /// Blackstar

January 11, 2016

blackstar

David Bowie
Blackstar
Columbia Records
8.7

Por José Marr‏ @JR_Marr
CrazyRhythmsMusic

Pocas leyendas del Rock continúan con tanta notoriedad en la actualidad, y es que de poco a poco se vuelven tan comunes y corrientes que tan solo su asentada base de seguidores son quienes ansían algún nuevo trabajo de estos artistas. La más grande excepción de ese hecho es, David Bowie, quizá el más grande personaje en la historia del Rock quien más allá del músico, ha sido todo una enigmática imagen siempre cambiante. Los 10 años de silencio entre Reality (2003) y su sorpresivo regreso con The Next Day (2013) más ayudaron a acrecentar y consagrar el estatus del gran astro en el que se ha convertido, y a favor, la forma en que lo hizo, haciendo un disco de Rock más tradicional, sobrio y desmaquillado incluso en comparación de Reality y Heathen (2002) era algo que nunca se había mostrado de parte de David Bowie. Así que, ¿Qué podría seguir? la respuesta es su disco número 25 llamado Blackstar, cual por más increíble que parezca, significa uno de sus álbumes más ambiciosamente escalofriantes en sus casi 50 años de carrera.

De nuevo bajo el mando de Tony Visconti, esta vez Bowie se ha metido al estudio con ayuda de un multinstrumentista pero sobre todo conocedor del saxofón de nombre Donny McCaslin. Por tanto, el álbum está basado en una turbulenta y desconcertante base de Rock Progresivo con mixturas de Jazz a diferencia de su antecesor. Bowie se comporta en su música como un ente que altera a devoción su entorno principalmente por sus cantos monásticos, espectrales, pero con suma teatralidad, como prueba se encuentran los insidiosos latidos de “Girl Loves Me” o esa suite que presta nombre al álbum, una de las más grandes canciones jamas hechas por el autor. Lo más sobresaliente aquí es que al ser el track que acompañaba la noticia del nuevo disco, vertió todos sus nuevos argumentos musicales en 10 minutos que no dejan espacios en blanco a manera de intro y transiciones demasiado prolongadas, es notorio que Bowie logró que los músicos de Jazz quienes lo acompañaron en este trabajo, hayan sido ellos los que se adaptaran a sus ideas y no al contrario como más comúnmente pudo haber ocurrido. La cepa de Jazz está ahí, presente desde el track de apertura, pero arriba son los break-beats, los subrayados sintetizadores, el perturbador saxofón improvisado y fuera de tiempo hasta llegar al iluminado quiebre que deja por momentos brillar al Bowie tan vocalmente melódico de “Hunky Dory” antes de ser absorbido por el entorno de nuevo.

Tis a Pity She Was a Whore” y “Sue (Or in a Season of Crime)” son creaciones más robustas e intrincadas; en la primera hay una congestionada conducción entre batería y teclados, el saxofón completamente alterado juega y serpentea al fondo volviéndose tan protagonista como la voz trastornada del mismo Bowie. Con “Sue (Or in a Season of Crime)” las cosas con más complejas ya que hay un poco más de tensión entre su desequilibrante percusión y las cuerdas de bajo y guitarra, se llegan a conectar semejanzas con Nine Inch Nails entre toda la escabrosa conjunción instrumental que se hacen más evidentes conforme crece la canción y las guitarras aunadas a los ruidos ambientales de fondo aumentan en decibelios y junto a la voz concluyen en un desborde perturbador y épico.

Dollar Days” es uno de los momentos más fuertes del álbum, pieza que parece traer la melancolía acústica de canciones como “Starman“, sin embargo de nuevo la presencia del saxofón visceral de McCaslin acentuando el feeling de Bowie hacen que el final sea majestuoso mientras éste se hunde en lamentos que exclaman “I’m trying to, I’m dying too“. Por otro lado “Lazarus” es la composición más mesurada pero no por ello menos espectacular, donde todo se desenvuelve de forma sinuosa, casi fúnebre, una gran particularidad creada por la linea de saxofón (de nuevo) y en contraste tres notas de guitarra punzocortantes. No obstante el dramatismo con el que Bowie salta al estribillo que provocan el épico final la vuelven sin duda la mejor canción del álbum. Esos momentos más calmos donde lo único que se mueve es la convexa guitarra se sienten como aquel debut de The xx en 2009.

De esta forma, con riffs de Rock y un instinto progresivo, con interferencias electrónicas, convergencias con el Jazz pero sobre todo con una voz e identidad inmaculada, es que David Bowie consigue exitosamente encontrar un terreno donde jamas había pisado conservando la esencia de sus características incluso dando vida a un álbum mucho más sorprendente que The Next Day. Blackstar es tan único como cualquiera de sus más grandes obras, uno de los mejores discos de su gran carrera y afirmar eso en el año 2016 en el día de su cumpleaños número 69, es digno de aplaudir.

Post escrito por: Jose Marr

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