You’ll remember me like a melody
Tidal de Fiona Apple
Por Ernesto Acosta Sandoval
Tenía 24 años que no escuchaba este disco. Recuerdo que cuando salió no me causó una gran impresión, pero entonces yo tenía 13 y a mí lo que me gustaba era la destrucción y los guitarrazos, como a cualquier adolescente. En este momento, lo estoy escuchando con un vaso de whiskey y la lluvia dando golpecitos en mi ventana. Suena a lugar común, pero hoy, a 25 años de su lanzamiento, lo estoy amando y disfrutando canción por canción, nota por nota.
Y es que Tidal es lento, es, como su título lo indica, la marea que se va apropiando de todo a su paso conforme va subiendo. El mar acariciando la orilla al compás del piano doloroso y lánguido, con una voz profunda y seductora. Es impresionante también que alguien a sus 19 años pudiera tener esa madurez como para escribir una letra como la de “Criminal”. Fiona Apple estaba a años luz de cualquier miembro de su generación, sónica y líricamente. Tidal suena a años de experiencia, a años de pulir el oficio y a años de decepciones. No sé. Quizá también hable desde la inocencia y lo que ella creía que era el mundo, pero Tidal me suena más a Nina Simone que a Alanis Morissette. “Sleep To Dream”, “Sullen Girl” y “Shadowboxer” tocan fibras sensibles. “Slow Like Honey” es espesa, apasionada y cachonda. “The First Taste” es la mejor muestra de la voz de crooner de Apple, insisto, esa voz que parece haber visto mucho más de lo que quizá lo haya hecho. Podría irme canción por canción, pero Tidal es un disco que se tiene que apreciar como un todo. Ponerlo en el reproductor y dejar que Apple nos abrace, sumergirnos en su dolor y en sus letras, dejarnos mecer por el sonido de su piano para llegar a una orilla segura.
Cuando la marea de las diez canciones de Tidal empieza a bajar, el efecto del vaivén sigue ahí. Nuestros oídos han sido enjuagados por la espuma de las notas y nosotros seguimos aturdidos y preguntándonos en qué momento sucedió todo. Tan gradual es el efecto de estas canciones como es ver al mar apropiarse de la tierra.
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