I told you that I was trouble:
10 años de Back To Black de Amy Winehouse
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Pregunta Nick Hornby al inicio de High Fidelity: ¿qué fue primero: la música o la miseria? “Nadie se preocupa por los chicos escuchando miles, literalmente miles de canciones sobre decepciones, rechazo, dolor, miseria y pérdida”, dice el autor en voz de su personaje Rob Fleming. Y sí, la temática rige el grueso de la música Pop, pero cada tanto hay un álbum, una colección de canciones que reúne lo más doloroso de una ruptura, que es el soundtrack de un corazón roto y los procesos para sanarlo. Aquí, en este espacio, ya se ha hablado de varios de ellos. Back To Black de Amy Winehouse ocupa un lugar muy digno en esa serie de discos, a la par de Blood On The Tracks de Bob Dylan, Blue de Joni Mitchell o Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space de Spiritualized. La diferencia con estos álbumes, es que el de Winehouse prácticamente le costó la vida a la autora, como se puede notar en el documental Amy del año pasado. Quizá no de manera inmediata, y quizá no tan categóricamente como podría parecer, pero sí es un hecho que la cantante nunca se recuperó de la ruptura que provocó las diez canciones aquí incluidas.
Sin embargo, más que exorcizar el dolor, en Back To Black hay un intento de Amy Winehouse por recuperar el amor perdido, aunque la cantante sabe que las oportunidades para lograrlo son nulas, a ritmo de Big Band, de Jazz (al estilo de Nina Simone), un poco de Rockabilly, Rhythm & Blues y mucho Soul. Porque Winehouse deja el alma en cada una de las notas que salen de su voz, esa voz que a diez años te hace pensar que ningún sentimiento, por más mundano que sea, es despreciable. La lírica del álbum va de reclamarle a aquel que se fue que para él será muy fácil superarla, pero para ella el camino a recorrer es sólo oscuridad (“Back To Black”, “Just Friends”). Hay un sentimiento de derrota a lo largo del disco. Winehouse ya dejó atrás la esperanza de volver a ver la luz por más que lo intente (“Rehab”, “Love Is A Losing Game”, “Some Unholy War”). Leyendo las reseñas contemporáneas del álbum, la enorme mayoría se inclinan a alabar la producción de Mark Ronson que parece emular el sonido de Phil Spector y sus girl bands de los sesentas. Casi nadie notó el dolor en el que Amy estaba sumergida.
Diez años después, Back To Black se sostiene menos por el mito en el que se convirtió su autora, y más por la facilidad con la que uno se puede sentir identificado con lo que hay aquí, por más personal que el álbum sea.
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