Texto y fotos Óscar Villanueva (Flickr)
Por la forma en que fueron recibidos Japandroids en el Caradura, parecía que habían pasado muchos más años de los que en realidad habían pasado desde su último conciertoen la ciudad (han sido tres para llevar la cuenta). Desde unos días antes ya se encontraban agotadas y para tristeza de varios que se acercaron ya no habría venta en la puerta.
Aun cuando el concierto se enfocó en sus dos discos anteriores, la banda de Vancouver lleva ya un rato trabajando en material nuevo y nos deleitaron con varios temas nuevos, incluyendo su potente recién sencillo “Near To The Wild Heart Of Life”; cabe destacar “Midnight To Morning” cantada por David Prowse en vez de Brian King y “Arc of Bar” que introduce secuencias electrónicas en la parte rítmica.
La energía simbiótica entre banda-público se mantuvo toda la noche, y aun cuando solo son dos integrantes, la guitarra logra llenar el espacio mientras que la excelencia y fuerza de la batería lleva adelante todo como un tren apenas en control. La gente respondió acorde con empujones, slam y gritos a lo largo de más de una hora y cuando parecía que se quedaban sin energía, que Brian se aventara entre todos con su guitarra avivó las llamas mientras lo cargaban y los acordes continuaban destruyendo los oídos de todos. Incluso nos tocó un pilón en forma de un cover (The Gun Club – “For the love of Ivy”) después del cuál era imposible pedir más porque ya era obvio que habían dejado todo en el escenario.
Creo parte de toda esa emoción por parte del público era porque muchos de los que fueron nunca habían tenido la oportunidad de ver a Japandroids. Había dos chicos atrás de mí que habían viajado desde San Luis. Al final lograron que les firmaran los viníles que habían llevado. Para la banda seguro fue una gran noche pero para ellos debió ser la mejor de su vida.
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