Fotos y reseña Óscar Villanueva (Flickr)
Los que fueron al Lunario les tocó una de los mejores combos en cuanto a concierto del presente año; dos caras de una moneda pero cada uno a su manera increíblemente memorable.
Aun cuando el disco que hicieron juntos Colin Stetson y Sarah Neufeld (Never Were The Way She Was) ya tiene año y medio de haber salido, han continuado promocionándolo y de verdad fue un gran regalo que nos tocara una visita de ellos. Si en las grabaciones se complementan de una forma muy natural, en vivo esa química se percibe por triplicado: el saxofón de Colin y el violín de Sarah se entrelazan como enredaderas sónicas que nos ascienden a la las nubes, lejos de lo mundano del mundo; además cada uno tuvo su momento solista, que aun cuando brillaron cada uno por su lado, creo solo demuestra lo maravilloso que son juntos.
Ahora, si Colin y Sarah fueron el delicado sueño del atardecer en la playa, la cálida brisa en una pradera, Anna von Hausswolf fue la pesadilla en oscuros bosques. Todo lo contrario a la hora que había transcurrido, resultó ser la caída a las profundidades de reino de Hades. Empujando el límite de volumen de Lunario, Anna y sus cuatro músicos fueron juntando energía a lo largo de todo su concierto para que en la que pensamos que sería su última canción (“Come Wander”) resultaran una supernova devastando todo en su camino. Para el encore tocaría ella solita una suave melodía en su órgano, como forma de disculpa a nuestros oídos. Un suave bálsamo para decirnos adiós y despedir una gran noche.
Aural/Bestia de verdad se rifaron con esta presentación. Bienaventurados los que asistieron.
(Como nota aparte… ah que molestos son los meseros de Lunario cuando está en su modalidad de mesas, atravesándose a cada rato)