We are the dreamers of dreams:
Selected Ambient Works 85-92 de Aphex Twin
Por Ernesto Acosta Sandoval
Cuando uno piensa en música Electrónica en estos días, al menos en el mainstream, es fácil imaginar sintetizadores y programas de computación de última generación, samplers, y un arsenal por lo general grande y elegante. La figura del DJ se ha elevado al nivel de súper estrella que hace bailar a multitudes en festivales masivos o en lugares grandes. Luces centelleantes y equipos de audio que hacen que los beats retumben en todos los huesos de los asistentes a estas tocadas. La generalización es que la música Electrónica está hecha para mover los pies hasta el amanecer, con ritmos repetitivos y secuencias interminables. Pero hay un puñado de artistas y creadores que no caben en esta clasificación tan limitante. Los orígenes se pueden rastrear hasta, fácil, hace 50 años. Este tipo de música electrónica, que tiene más que ver con las estructuras del Jazz o con el trabajo de compositores contemporáneos como Karlheinz Stockhausen o Krzysztof Penderecki que con las pistas de baile y los clubes, tiene entre sus representantes más prominentes a Richard D. James, también conocido como Aphex Twin, quien por estos días está celebrando el 25 aniversario de la aparición de su primer disco completo y en forma, Selected Ambient Works 85-92. Estos trabajos ambientales son descendientes directos de lo hecho por Brian Eno a finales de los setentas y están anclados en lo más profundo del Lo-Fi y el DIY (Do It Yourself). James cuenta que empezó a hacer música con medios limitados a los 12 años y de ahí se siguió produciendo lo que hay en este álbum.
Selected Ambient Works 85-92 es un álbum perfecto que abrió la puerta a otras posibilidades y que mostró que no todo era Techno o House en un momento en el que todo era Techno y House. Los beats aquí son difícilmente bailables (“Xtal”, “Pulsewidth”). Casi no hay melodías memorables, a pesar de que James sí juega mucho con la repetición (“Tha”), pero se trata más de crear atmósferas que de reventar bocinas (“Delphium”). Es música para que el cerebro baile, no los pies (“Heliosphan”, “Ageispolis”). Incluso hoy, los sonidos aquí contenidos resultan inusuales y se sienten atemporales (“We Are The Music Makers”). La instrumentación es escasa y desde este momento, Aphex Twin establece la manera en la que trabajaría el resto de su carrera hasta el EP Cheetah del año pasado. Me gusta imaginármelo en su estudio, rodeado de sintetizadores rudimentarios, experimentando todo el día y obteniendo resultados que yo creo que ni él se cree, excepto cuando ya se enfrenta a los paisajes sonoros que ha dado a luz.
En lo personal, prefiero el Selected Ambient Works, Vol. II que saldría dos años después. Su carácter etéreo resuena más y significa más para mí, pero éste que hoy nos ocupa es uno de los debuts más sólidos como declaración de principios de cualquier artista en cualquier género. Y eso hace que valga la pena festejarle su cuarto de siglo.
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