All the reasons I gave were lies to buy myself some time:
15 años de Neon Bible de Arcade Fire
Por Ernesto Acosta Sandoval
Cuando eres la banda más hypeada de la primera mitad de la década, tu disco debut significó un antes y un después en el sonido de la época, todas las publicaciones se deshicieron en elogios, y lograste algo más o menos original en medio de puro sonido reciclado, las expectativas para lo que vas a hacer después son altísimas. Es natural y es fácil quebrarse y quedarse a la mitad del camino antes de consolidarte y probar que eres tan grande como te vendieron unos años antes. Ha de ser horrible estar metido en en esa clase de presión. Arcade Fire hizo lo que se tenía que hacer en esa situación. Mandaron al diablo las expectativas e hicieron lo que quisieron hacer para el segundo disco. Neon Bible dejó en claro que jamás iban a hacer dos discos iguales, aunque sí empezaron a definir un sonido propio y más o menos identificable.
Si Funeral era una celebración de la vida en medio de pura tristeza, Neon Bible pisa terrenos más oscuros que rayan en lo gótico, en los temores de sus perpetradores, en la angustia que te genera ver a tele-evangelizadores en infomerciales transmitidos después de la media noche y lo hace sonar de la manera más épica que pudieran (“Black Mirror”). Llevaron el sonido que imperaba en su primer LP de 2004 a nuevas alturas. Neon Bible suena cavernoso, espacioso y expansivo. El haber escogido una pequeña iglesia en un pueblito semi rural de Quebec para grabarlo habla de las oscuras intenciones de Win Butler y Régine Chassagne y lo que querían lograr con ellas. En Funeral, una canción como “Wake Up” te saca de la depresión y te hace querer ver que el mundo vale la pena. En Neon Bible, ese tipo de canciones no existen, o al menos no así. El tema principal del álbum parece ser la pérdida de la inocencia y las pesadillas que acechan en el momento en el que apagas la luz y te empiezas a quedar dormido (“No Cars Go”, re-trabajada de su EP homónimo para darle un aire aun más estremecedor). En Neon Bible, una canción como “Intervention” sirve para poner de manifiesto los temores del mundo que te rodea y exaltarlos, pero no para exorcizarlos. El disco está lleno de desesperanza y dolor del corazón en canciones como “Ocean Of Noise”, “Black Wave/Bad Vibrations”, o “My Body Is A Cage”. La constante de la religión sólo es para evidenciarla como algo salvaje, despiadado y codicioso (“Neon Bible”, “(Antichrist Television Blues)”, “Windowsill”).
Dice Win Butler que uno de los temas en los que mas pensó al momento de escribir el álbum fue el mar por su fuerza destructora y el descontrol que esto le otorga. Y sí, hay en Neon Bible una sensación de caos que no existe en los otros discos de la banda, antes o después de éste. Un caos y una incertidumbre demoledores que dejan al escucha sin entender muy bien qué fue lo que pasó, sin saber hacia donde moverse cuando la aguja llega al surco final. Neon Bible fue también el álbum de Arcade Fire que patentó la sensación de desconcierto al ser imposible adivinar qué era lo que la banda iba a hacer en su siguiente disco. Y diez años después se ha mantenido.
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