Latinoamérica tiene un sabor inconfundible que al mezclarse con otras culturas se vuelve aún más exótico e interesante. Este es el caso de La Chica, proyecto de Sophie Fustec cuya descendencia se divide en Venezuela y el barrio de Belleville en París.
Con su proyecto logra una fina decantación de ambas culturas, creando un platillo de gastronomía molecular musical muy interesante en donde se perciben los sabores a pesar de no estar físicamente presentes. Hay percusiones puntuales que denotan ese amor caribeño, pero por otro lado la estructura es moderna al jugar con secuencias que van, vienen, se van de reversa o se manipulan al gusto de La Chica.
Sobre los elementos que conforman su primer EP Oasis, Sophie comenta:
Me gusta el principio del collage en mi música, la idea de reunir elementos que supuestamente no tienen nada que hacer juntos y crear algo nuevo a partir de eso, de lo imprevisto, ya que del accidente a veces nace algo magnífico. Utilicé códigos artísticos que me gustan como el collage, el street art, referencias al Dadaísmo, Jean-Michel Basquiat y Frida Kahlo.
Los músicos que ayudaron a crear vida este proyecto fueron el ingeniero de sonido Julien Sabourin, su amigo Romain Joutard en baterías, bajos y guitarras y Elise Blanchard en el bajo. En la parte visual se apoyó del estudio francés Temple Caché, quien ha ganado premios y reconocimientos musicales y que han traducido a la perfección esta deconstrucción musical de La Chica.
La carta de presentación fue “Oasis“, que comienza con un piano que nos recordó a Francisca Valenzuela pero de repente la canción comienza a sufrir drásticos cambios muy a la James Blake. El segundo adelanto es “Be Able“, que al igual que “El Rezo” son mantras, según La Chica, para afrontar la vida a partir de tus decisiones y actos. “Vale La Pena” muestra su faceta más Pop, dando un gran ejemplo de como se puede desarrollar una buena canción con los elementos adecuados.