Lana Del Rey
Lust For Life
Polydor Records
6.8
Por José Marr @JR_Marr
Crazy Rhythms Music
Actualmente, Lana Del Rey es sinónimo de éxito. Por tres ocasiones consecutivas sus álbumes han escalado hasta la cima de innumerables listas de popularidad y llena cada recinto en el que se presenta para ofrecer un concierto, podemos asegurar que es de esas pocas artistas cuya música crece y ha crecido de la mano de sus fans. El camino recorrido con Born To Die, Ultraviolence y Honeymoon, ha sido yendo por la espontaneidad “depresiva” apenas disfrutable por lo fresco que se siente cargar su estilo propio, hasta la pretenciosa monotonía pseudomadura que no sale de los mismos tres o cuatro temas relacionados entre sí. Cambiamos las coronas de flores y aparente supresión sentimental en el performance por narcisismo entre líneas y una estética plástica que pide a gritos atención bajo el argumento de originalidad presuntuosa, pero también hemos visto la evolución de un sonido casi homogéneo a instrumentales hechas con circunspecta y producción grandilocuente pero que no pierde prudencia sino que reafirma ese letargo rítmico hipnótico ya característico.
La develación de su nueva entrega se dio en su totalidad por partes: revelando primero canciones secundarias, después los singles principales, seguidos por el título, después la portada y al final el tracklist, de tal forma que Elizabeth Grant mantuviera tanto a fans como prensa expectantes, una forma inteligente de atraer la atención. Lust for Life se erige por un par de particularidades, primero, es su álbum más largo, segundo, prometiendo también un nuevo enfoque a la sociedad de su natal Estados Unidos respecto al cambiante esquema político que enfrentan. De hecho, un buen punto a favor de Lust for Life es su apartado lírico: muy a pesar de que no salga de su burbuja temática el 70% del tiempo, sus constantes referencias a la cultura popular y su característica sobriedad narrativa harán en más de una ocasión que alguien ajeno a su música se quede en sintonía para indagar más en este apartado.
Habrá quien proclame a Lust for Life como un disco dinámico por sus constantes cambios tanto temáticos como rítmicos, sin embargo, la rapidez con la que se estanca sobre sus bases recién descubiertas revela un hecho bastante obvio y es que entre esas 16 canciones fácilmente seis o siete están de sobra, no aportan nada nuevo más que una nueva historia desechable de amor fallido (“White Mustang“, “Cherry“, “Groupie Love“, “Tomorrow Never Came“), hasta nos presume de algunas incidencias con paparazzis (“13 Beaches“) y otras celebridades (“In My Feelings“) que poco importan; como ejemplo de esto, tomemos a “God Bless America…”, un casi himno sobre el empoderamiento femenino, seguida por “When the World Was at War We Kept Dancing” y su satisfactoria exploración sobre temas políticos y las posibilidades vocales de la interprete, sin duda, éstas últimas, un par de aciertos para su carrera en general, pero rápidamente contrapartidas por “Beautiful People, Beautiful Problems” y “Tomorrow Never Came“, las cuales le darán razón a cualquier hater que alegue sobre el aburrimiento que causa su música, además de ser cortes muy frágiles, sin nada que descubrirles. Aunque también se presenta el caso de narración ya genérica para sus propios estándares resucitada por un gran tratamiento en post-producción, de hecho es sólo en “Coachella – Woodstock In My Mind“, pero se mantiene con dignidad como uno de los pasajes más satisfactorios por las razones ya mencionadas.
Desde un punto de vista pragmático, Lust for Life es un gran álbum, triunfa por reunir todas las características principales de Elizabeth Grant como artista. Cuenta con la novedad de beats Trap y cuatro temas político-sociales y aún así no ofrece nada nuevo sustancialmente, no estamos pidiendo una obra maravillosa de parte de Lana, pero ha tenido mejores variantes y topes más altos, por ejemplo, el gran resultado cuando se junto con Dan Auerbach de The Black Keys para Ultraviolence. Es cierto que el despliegue lírico es un tanto habilidoso, pero no se da en todas las canciones y no en todos sus versos, es un álbum redondo, pero dentro de lo que ya conocemos de la artista y un compendio que en su mayoría consiste en más de lo mismo es también el factor que evita su correcto desarrollo.