Funny how it all goes away:
This Is Hardcore de Pulp
Por Ernesto Acosta Sandoval
Y después de la fiesta, ¿qué? Después de bailar hasta el amanecer en un campo abierto mientras en tu cuerpo se mezclan el whiskey y el éxtasis, ¿qué sigue? Luego de asegurarle al mundo que eres diferente a tu generación, que a ti los problemas que te preocupan son más profundos y que te angustia saber que quizá no eres mas que un oficinista viajando de regreso a casa en el metro un viernes por la noche, ¿qué más te puedes cuestionar? ¿Y si a final de cuentas sí lo eres? Una persona más como todas, con encuentros sexuales incómodos y frustrantes, con preocupaciones como todo el mundo, como dejar los platos limpios o envejecer y que nadie te eche una mano porque tú no se la echaste a nadie cuando pudiste hacerlo. “Este es el sonido de la soledad amplificado al máximo”, dice Jarvis Cocker al inicio del sexto álbum de Pulp, This Is Hardcore. Este es el sonido que te queda en la cabeza cuando la gente se va a casa luego de la última cerveza en el bar al que siempre vas, este es el zumbido que te despierta en las mañanas de resaca luego de estar toda la noche preguntándote qué sigue una vez que notas que tu juventud ya no va a regresar. Esto es hardcore. La vida misma que se te atraviesa sin que te des cuenta. Ah, claro, y el inevitable cambio de milenio que en 1998 parecía obsesionar a cuanto músico pensante se le ocurriera salirse de su zona de confort.
Para entonces, la escena Brit Pop, Cool Britannia, o como quieran recordarla, estaba tan muerta como la mirada de la mujer que aparece en la portada de This Is Hardcore. Sus principales perpetradores se habían aburrido pronto y habían comenzado a aprovechar sus estatus de súper estrellas para experimentar y moverse hacia otros horizontes creativos. Blur había decidido mirar hacia el Estados Unidos que tanto había despreciado, Oasis se había metido toda la cocaína del mundo y entregar un álbum casi insoportable, otras bandas menores se habían apagado tan repentinamente como habían brillado apenas unos meses antes. Pulp, como decían las notas del librillo de Different Class, sólo querían ser diferentes dentro de su cotidianidad. Querían ser esos héroes anónimos que le cantan a la persona que puedes encontrarte en cualquier lugar y al mismo tiempo ponerte a mover los pies. Viéndolo de cerca, de toda esa generación, eran los que la tenían más difícil. Y decidieron irse por el camino difícil, por supuesto. This Is Hardcore es un álbum oscuro, opresivo, angustiante, crudo y desafiante. Jarvis Cocker asume por completo el papel de cínico que ya venía trabajando desde hacía años, pero lo multiplica sin temor a sonar amargado y mucho más anciano de los 35 años que tenía en ese momento. Habla sobre su día a día como alguien satisfecho con su dolor y mediocridad (“TV Movie”, “Dishes”), de la negativa a aceptarse como padre, a pesar de que la sociedad se lo exija (“A Little Soul”), de la cruda eterna en la que parecía estar metido todo el Reino Unido (“Party Hard”, “Glory Days”, “The Day After The Revolution”) y de la única manera en la que sabe acercarse al sexo: torpemente (“This Is Hardcore”, “I’m A Man”, “Seductive Barry”).
Dice Cocker que, si de verdad alguna vez existió algo como el Brit Pop, This Is Hardcore fue el proverbial clavo en el ataúd, o uno de varios. Lo cierto es que Pulp nunca había sonado, ni volvió a sonar así de adulto, honesto, y diferente. Lo cual ya es decir para una banda que nació siendo adulta, honesta y diferente. Aunque se empeñaran en pasar por normales.