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20 años de The New Sound Of The Venezuelan Gozadera de Los Amigos Invisibles
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Una de las interrogantes que se hizo David Byrne cuando llegó a sus oídos A Typical And Autoctonal Venezuelan Dance Band, el debut de 1995 de Los Amigos Invisibles, fue: “¿Cómo grabas y promocionas a una banda que suena a los Beastie Boys cantando en español mezclado con Bossa Nova, Mambo y Rock?”. Los siguientes dos años se fueron en un ir y venir entre Caracas y Nueva York armando el segundo álbum de la banda y preparándolos como el primer gran lanzamiento latinoamericano de Luaka Bop, el sello de Byrne. Parece que la indicación del ex vocalista y líder de los Talking Heads fue: “Hagan lo que quieran”. Y los venezolanos se lo tomaron a pecho.
The New Sound Of The Venezuelan Gozadera es un crisol que parte del Funk más puro y de ahí despega para en su camino tomar elementos de salsa clásica (de la de Fania, de la buena Salsa), Disco, House, Drum ’n’ Bass, Bolero, y un poco de Hip Hop, aderezado con letras híper sexuales que ruborizarían al mismísimo Prince. Pero por lo mismo, la mezcla suena irresistible y seductora. Y funciona. El segundo álbum de Los Amigos Invisibles es como una fiesta que no se detiene durante la hora y cuarto que retumba en las bocinas. The New Sound Of The Venezuelan Gozadera estableció a la banda dentro de su propia liga: sonaban locales, pero al mismo tiempo internacionales. Es decir, que al tiempo que avientan algo como “Las Lycras del Ávila” o “Balada De Chusy” con sus respectivas referencias a lugares de Caracas, no necesitas conocer su contexto para poder disfrutar de “Groupie” o “Sexy”. Y sí, tiene canciones que a la distancia podrían ser problemáticas como “El Disco Anal” o “Ponerte En Cuatro”, pero musicalmente qué disfrutables resultan. Como un trago de algún refrescante coctel en un día soleado y caluroso en una playa del Caribe. También hay que tomar en cuenta que lo que hace The New Sound Of The Venezuelan Gozadera es mostrar a cinco excelentes músicos sin temor a nada en cada uno de sus instrumentos: Julio Briceño tiene un rango vocal que recuerda al mejor Héctor Lavoe; José Luis Pardo es un guitarrista con absolutamente toda la onda funk tipo Parliament/Funkadelic; Armando Figueredo es un pianista entrenado clásicamente que le da un toque elegante a los teclados; Mauricio Arcas, Juan Manuel Roura y el Catire son la solidísima base sobre la que todo está cimentado.
Más que un futuro prometedor para Los Amigos Invisibles, The New Sound Of The Venezuelan Gozadera mostró a una banda joven ya madura y lista para seguir demostrando lo que tenían bajo la manga para los siguientes años.