We are dancing mechanic:
40 años de The Man-Machine de Kraftwerk
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
En las presentaciones en vivo de Kraftwerk, al menos en las más recientes, a la mitad del espectáculo, la banda va saliendo del escenario uno a uno, bajan las luces, y como si fuera un truco de magia, son reemplazados por maniquíes mientras por las bocinas resuena “The Robots”, el tema que abre su séptimo álbum de estudio, The Man-Machine. La metáfora es sencilla, el hombre reemplazado por la máquina como si cualquier cosa. Era el futuro que el grupo alemán alcanzaba a vislumbrar en 1978, pero no era un futuro oscuro, al menos no como el Punk de la época lo pintaba. Kraftwerk parecía querer abrazar ese porvenir y hay poco de ironía en su declaración.
Después de viajar por Europa en tren el año anterior y burlarse de lo rancio del pasado del continente y sus tradiciones, en The Man-Machine, Ralf Hütter, Florian Schneider, Karl Bartos, y Wolfgang Flür, parecen decir que lo mejor está por venir con letras frías, sintetizadores abrasivos, y una glamurización de lo urbano, envuelto todo en los ritmos más bailables y menos experimentales que la banda hubiera hecho hasta el momento. Este es el inicio del Synthpop y la música dance tal cual se desarrollaría durante los siguientes años, Kraftwerk siempre un paso adelante del momento en el que estaban parados. El de The Man-Machine es el Kraftwerk que viene a la mente cuando la gente habla de ellos, los hombres-máquina que observan, intrigados el porvenir de la humanidad. Los cuatro androides vestidos con camisas rojas, corbatas negras, pantalones grises, perfectamente peinados hacia un lado y con expresiones inescrutables, intentando entender el comportamiento humano en canciones como “Neon Lights” o el gran hit del álbum (y quizá la más famosa del grupo), “The Model”.
Como ya se ha mencionado antes en este espacio, se puede establecer un diálogo muy claro entre los álbumes de la época de Kraftwerk y el trabajo que David Bowie hizo en Berlín por aquellos años. Una reciprocidad de influencias muy rica, pero The Man-Machine sólo vino a decir que Kraftwerk estaban en su propia línea temporal y que de vez en cuando se atravesaban a la nuestra para encausarnos hacia otros horizontes.
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