I’m going to show you up you hot shots:
20 años de Aquamosh de Plastilina Mosh
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Hace dos años, El Gran Silencio dio un concierto en la Carpa Astros para festejar el 20 aniversario de Libres y Locos, su debut. Cano, el vocal, hizo un repaso rápido de la escena regiomontana de aquel entonces. Entre otras cosas, dijo, en tono de broma, que Plastilina Mosh se creían los Beastie Boys. Nunca lo había pensado, y la aseveración se me quedó en la cabeza. Las comparaciones siempre son odiosas, pero no deja de tener un dejo de verdad. Los Beastie Boys empezaron como un trío de chavitos desmadrosos viendo qué sacaban si juntaban Rock con Hip Hop y que terminaron por crear un sonido propio y un estilo único. Plastilina Mosh eran dos amigos igual de desmadrosos que a la postre resultarían por tener una de las discografías más sólidas no sólo de su generación, sino de los últimos 20 años en esto del rock nacional. Y ni siquiera es Rock, pero ahí los metieron por la imposibilidad y la necedad de clasificarlos y meterlos en algún cajón. Así como los Beastie Boys nunca fueron sólo un grupo de Rap. Y todo comenzó con Aquamosh.
Plastilina Mosh nunca le jugó a la segura. Tenían todo para pasar desapercibidos, o al menos, quedarse siendo un grupo de culto con su mezcla de Jazz, Lounge, hip-hop, hardcore, pop, y lo que se les ocurra. Cuando en 1997 lanzaron el EP Niño Bomba como para probar las aguas, nadie les tenía fe. Recuerdo que los programaban en el radio con aquella canción, pero nada sonaba a eso y los locutores no tenían mucho qué decir. Todo cambió cuando unos meses después apareció “Mr P-Mosh”. Con todo y lo indescriptible que resultaba, la canción fue un trancazo. Y luego “Monster Truck” y “Afroman”, quizá un poco menos exitosas, pero igual sonaban todo el tiempo. Tanto estábamos acostumbrados en México a grupos que querían sonar a The Cure, o a Pearl Jam, que cuando salió el álbum completo fue un chapuzón refrescante en una piscina helada durante un caluroso día de primavera. Escuchar Aquamosh por primera vez resultó sorpresivo al darse cuenta que una cosa habían sido los sencillos y otro lo que en verdad era la propuesta completa de los regiomontanos. “Ode To Mauricio Garcés”, “Banano’s Bar”, “Bungaloo Punta Cometa”, “Encendedor”, “I’ve Got That Milton Pacheco Kinda Feeling” estaban a años luz de todo lo demás que nos estaban vendiendo como “Rock nacional”. Plastilina Mosh hablaba su propio lenguaje y no parecía importarle mucho que los demás lo entendieran o no. Esto era el coolness hecho disco. Y ahí está el único punto de encuentro entre Plastilina y los Beasties, acaso. Ninguna de las dos bandas querían encajar en lo que fuera el mainstream del momento y estaban abriendo su propio camino desde el principio.
Veinte años después, Aquamosh sigue invitando a beber un coctel dulce a la orilla de una piscina en un día soleado, para después, en la noche ir a una fiesta extravagante pero sin dejar de mantener la suavidad y la frescura de quien eres.
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