Aretha, sing one for me
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
El de Aretha Franklin era un talento crudo. Crudo y puro, sin malear. De esos que ya difícilmente existen, y si existen, el mundo del entretenimiento intentan domar y acomodar al gusto del público. De esos que, incluso en su momento, resultaban difíciles de encausar y poner en un solo cajón. Eso de la “Reina del Soul” es cortar la visión, y parece que fue por comodidad que la pusieron ahí. Lo de Aretha era algo más que Soul. Era su vida misma, su educación, su naturaleza. Si Aretha llegó a esa cima que pocos alcanzan es porque la manera en que cantaba venía de un lugar que no es fácil de encontrar y muchos artistas pasan años buscándolo. Cuando cantaba una canción de alguien más se apropiaba de ella. Cuando Carole King grabó su propia versión de su original “(You Make Me Feel Like) A Natural Woman”, difícilmente le llegaba a los talones a la de Aretha, popularizada unos años antes. Es más, muchos pensaron que la de King era el cover. Otro ejemplo: nadie recuerda que “Respect” es original de Otis Redding. La canción más famosa de Aretha dejó de pertenecerle a Redding desde el primer “What you want baby, I got it” de la cantante. Y así nos podríamos ir, uno por uno, con cada uno de sus éxitos.
Hoy se fue alguien que no se acomodó jamás al gusto del público, pero hizo que el público se acomodara a su gusto. Alguien que en un momento problemático, como lo fueron los sesenta, derribó barreras y permaneció en el centro del escenario por más de cincuenta años. Alguien a quien uno se le tiene que cuadrar porque no hay de otra, porque esa es la clase de rebeldes a quienes hay que seguir y cuyas voces sirven como faros en la oscuridad.
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