Foto Teresa Celio
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Por Diego Álvarez Rex
¿Será Joy Division el nuevo The Cure para los mexicanos? La banda menos probable a volverse un fenómeno de estadio mundial tiene ahora un competidor que trascendió el Post Punk y el Gótico para la masividad, así que cuando Peter Hook trae su caravana tributo a México no debería ser sorpresa que aún llene.
A estas alturas cansa el tema sobre el vivir de glorias pasadas no es sano ni honesto, y por demás de un negocio bastante rentable, Hooky ha sabido conservar la esencia y la potencia de aquellas legendarias agrupaciones de las que formó parte. Aunque ahora traía una gira tocando Republic (1993) y Technique (1989), una vez más se le invitó a nuestro país para Substance (tanto de New Order como de Joy Division) y darle a la gente lo que quiere: los hits.
El público es lo interesante. El ambiente por el lado de New Order, se convierte en una suerte de antro con gente que en un principio no la creeríamos fan de algo así, pero que ahí está y corea algunos clásicos, algunos cantados por David Potts en la guitarra, mientras que los tragos corren, el baile sucede y la fiesta electrónica dura poco más de una hora.
Por el lado de Joy Division es cuando se desata el frenesí. Increíble que temas como “New Dawn Fades”, “Leaders of Men” y “Shadowplay” causen el slam y cervezas al aire que más creíamos ver en un evento tipo Ska Argentino o Heavey Metal británico. Al igual que algunos casos de música teóricamente oscura e introspectiva como The Cure, Dead Can Dance o Peter Murphy, los mexicanos se adueñan del concierto para transformarlo en una fiesta.
Y es que escuchan lo que deberían de escuchar. El sonido de su bajo es más Joy Division y New Order que Stephen, Bernie y Gilian juntos. Es más fácil evocar con sus conciertos el espacio-tiempo donde nombres como A Certain Ratio, Slaughter & The Dogs y The Fall reinventaban el Rock de guitarras como lo conocemos, comparando a la actual encarnación de New Order cuyo último lanzamiento contó con colaboraciones como Brandon Flowers y La Roux. Uno se mantiene firme a lo que lo puso donde lo puso, mientras los otros se adaptan al mercado moderno.
¿Cómo entender piezas tan emblemáticas como “Temptation”, “Blue Monday” y “Regret” sin las altas líneas de bajo que marcaron su estilo? Hook decía que si no tocaba estas altas notas, su bajo no se escucharía con el resto del grupo. Así fue como este “error” creó el sonido único y característico que sólo él puede hacer gracias a que, además, en los conciertos de New Order y Joy Division su instrumento siempre sonó más fuerte que cualquier cosa con absoluta intransigencia.
Peter Hook reina cuando pone el píe en México. El público hace que la comunión con el bajista sea tan intensa y poco usual en música así. Ahora que vino Buzzcocks y lo que queda de Gang of Four, ambos congéneres suyos, para nada fue un suceso similar. Y es que ver a Hooky en vivo con The Light en México es más una experiencia comunal que un recital para apreciar, es lugar la desgarradura de ropa y gargantas.
