Roxy Fest 2019 @ Terraza Vallarta, Guadalajara

Centavrvs

Por moonman

Primera vez que tuvimos la oportunidad de asistir al Roxy Fest en Guadalajara. Debo confesarlo, la nostalgia me invadió por completo al ver el cartel al retomar grandes bandas de los 90s, pero lo interesante fue que, una vez estando ahí, las sorpresas comenzaron a surgir en el escenario alterno.

Con temática Beatle, que bien pudo haber sido el Grunge noventero, el Roxy Fest estaba vestido con parafernalia Beatle con un gran submarino amarillo y una figura de John Lennon. Los escenarios principales estaban llenos de frases  y nombres de canciones del cuarteto inglés y contaron con la presencia de The Fab Four, considerado como uno de los mejores imitadores de la banda. Conceptualmente suena interesante considerando que en cada edición han hecho lo mismo: en su debut fue con Bowie y el año pasado con Queen. Gráficamente parecía buena idea pero al momento de entrar de lleno al festival, este concepto de disipaba. Sin problemas hubieran hecho un homenaje a Nirvana y a Kurt Cobain, que en abril cumplirá 20 años de fallecido.

Una dosis de nostalgia en español

Tanto del lado en español como en inglés, se presentaron bandas que han dejado hits memorables que no se han podido olvidar. Por un lado, Nacha Pop volvió a México luego de más de una década de omitir al país en sus giras. Su actual vocalista dijo que debía de eliminar viejas rencillas personales para poder “limpiarse” y acoger nueva energía de un público que los esperaba con ansias. “Vístete” y su gran hit “Lucha de gigantes” fueron los más ovacionados por un público mayor de 40 años. Nunca es tarde para ver a tu banda en vivo.

Por su parte, Caifanes está perdiendo su brillo. No sabemos si es porque ya es un estándar o headliner fácil para cualquier festival del interior de la República, pero Saúl Hernández no mostró la intensidad que lo caracteriza al cantar, al contrario, estaba desdibujado y cedía el micrófono a la audiencia, quien se entregó antes canciones clásicas y memorables que cualquier mexicano debe de saberse. No sabemos si tenga que ver con el próximo reencuentro con Jaguares, pero es la vez que menos nos ha gustado verlos en vivo desde su reencuentro hace ocho años en el Vive Latino.

El escenario que nadie fue

Detrás de la potencia de las grandes bocinas del escenario principal, en una esquina casi a la entrada del festival, estaba el escenario “alterno” que fue el que le daba una vida más fresca al festival al invitar a interesantes propuestas que, desfortunadamente, casi siempre estuvo vacío. Es triste ver eso ya que ahí es donde debería estar la nueva sangre de público y artistas, pero fue muy opacado por la nostalgia y guitarrazos.

Destacamos la participación de ËDA, una artista muy similar a La Chica en el sentido de tener una nacionalidad y estilo “partido” por su nacionalidad francesa y colombiana. Fragilidad con buenos ritmos con guiños latinos que se quedan en un lugar más contemporáneo que nostálgico y que un souvenir de aeropuerto por la personalidad que le imprime.

Tal vez suceda algo similar con lo que pasó con San Cisco con Goodnight Japan en el sentido de que una banda de terrenos lejanos viene y crea un lazo especial. Ellos provienen de Australia y su vocalista, con un muy buen español, supo comunicar su felicidad al estar en Guadalajara. Rock melódico que tal vez no cambie al mundo pero para una tarde en tierras tapatías, sonó muy cool.

Por su parte Jesse Baez, quien comenzara con una fuerte tendencia al R&B, ahora muestra más potencia en sus sets con más ritmo y personalidad. No por algo ha tenido como colaboradores a C. Tangana o Dillon Francis.

El que definitivamente fue lo más sorprendente fue Robert Delong, quien se presentó en el Corona Capital 2013. Rodeado de percusiones, teclados, máquinas y cualquier instrumento que hiciera un sonido peculiar, este personaje que bien puede ser pariente de Malfoy de Harry Potter o de Win Butler de Arcade Fire, se movía de un lado a otro para abrazar la energía del público y regresarla diez veces más.

Future Islands

Literal como una isla desierta en el cartel quedó Future Islands, quienes eran la única propuesta en su tipo que estuvo en el cartel. Esta es la única fecha que tienen programada por el momento y la primera que han hecho desde noviembre porque se encuentran en ese periodo de descanso y de gestación de lo que vendrá. Samuel T. Herring como siempre demostró ser un gran frontman al mostrar su bipolaridad: por un momento es expresivo y técnico y luego se transforma en una bestia con voz digna de una banda de Death Metal. Otro gran momento del Roxy Fest 2019.

All you need is love

Ok. Todo era un vestido Beatle, pues estaban The Fab Four ¿y qué tal? Pues bien a secas, salieron disfrazados (porque justo eso es, un disfraz) de la etapa debutante de la banda y comenzaron con canciones de esa época que todos se saben a la perfección: desde un “Twist And Shout” hasta un “I Want To Hold Your Hand“. Hubo coros, malos chistes pero la gente dio su brazo a torcer para que siguiera esa vibra festivalera.

90s are back

Por un momento pensé que el Roxy Fest se estaba realizando en Middlelands de Estados Unidos porque había bandas que rara vez podrías ver en vivo porque A) Creías que se habían desintegrado, o B) No salen mas que en estados como Ohio en EUA. Pues bien, el ejemplo de esto fue ver a Soul Asylum, quienes tuvieron su pico de éxito en 1993 con su álbum Grave Dancers Union de donde se desprendieron sus hits “Runaway Train“, “Black Gold” y “Somebody To Shove“. Por un momento creí estar en Woodstock 94.

311 no son nuevos con la audiencia mexicana, ya que han venido varias veces. Lo que destaca de ellos es que lograron crear un estilo muy propio que no ha envejecido tanto por la energía que aún le siguen imprimiendo a sus canciones como “Come Original“, “Down” o “Flowing“. No pudo faltar el momento rélax con “Amber” y su cover a “Love Song” de The Cure.

Luego su exitosa presentación (y tal vez la única que hubo) en el fallido Force Fest, Bush volvió en cuestión de meses para reencontrarse con fans que desde hace casi 25 años querían verlos en vivo (me incluyo). Su disco Sixteen Stone en aquellas épocas, 1994, tenía un puñado de grandes canciones como “Comedown“, “Everything Zen“, “Little Things” entre otros; esto les dio el empuje necesario para seguir con vida y en el interés del público. En vivo destacaron los sencillos “Greedy Fly“, “Swallowed” y el conecte que hubo con la gente en “Glycerine“. Gavin Rossdale siempre se mostró entusiasmado al bajar y tocar al público y tocar con fuerza su guitarra. Gran presentación.

A unos meses de su regreso, Live volvió a México luego de 20 años de su gran presentación en el Hard Rock Live y que fuera reemplazado por otro vocalista. En el caso de ellos, su clímax llegó con Throwing Copper de 1994 con grandes canciones como “Selling The Drama“, “I Alone” o la gran “Lightning Crashes“. Ed Kowalczyk alguna vez vino en su versión solista donde efectivamente tocó algunas de Live, pero ahora, con los miembros originales, fue la vez que contó.

Tengo problemas para procesar lo que vi con Stone Temple Pilots. Dos vocalistas se le han muerto y se empeñan en que su frontman en turno sea lo más parecido a Scott Weiland: sus movimientos y descaradamente su vestimenta. Bandas como Beastie Boys o Linkin Park han optado, por el momento, dar por terminado su legado, ellos siguen y no se que tan bueno sea y hacia donde los lleve. Es padre escuchar sus canciones, pero este formato es un poco incómodo si me preguntan porque se convirtieron en su mejor banda de covers.

En conclusión

Roxy Fest es una apuesta para hacer crecer el circuito de festivales que acaban beneficiando a todo el país al crear paradas en otras ciudades. Tal vez deberían de replantearse crear “un concepto” en cada edición o realmente llevarlo a cabo bien. Disfrutamos muchísimo el haber estado y ver que la gente sigue entusiasmada por pagar un boleto y pasársela bien un fin de semana con música y amigos. Vengan más ediciones donde irán creciendo.