RPM: 10 años de Veckatimest de Grizzly Bear

May 24, 2019

You could beg for forgiveness as long as you like:
10 años de Veckatimest de Grizzly Bear

Por José Marr‏ @JR_Marr

Parece que fue ayer hace 10 años. Aquel 2009 cuando el mundo del “Indie” estaba en apogeo, con genios por todos lados y, específicamente ese año la prensa se maravillaba con discos firmados por Animal Collective, The XX, Phoenix, Arctic Monkeys, Fuck Buttons, Dirty Projectors, The Antlers, Yeah Yeah Yeahs… y la lista sigue. Discos de todos los estilos. Al menos mientras escribo esto y comparo con lo que tenemos hoy en día, ha cambiado mucho el mundo de la música desde entonces. Y precisamente en esa misma semántica de cuasi “obras maestras” de los artistas mencionados, vio la luz Veckatimest de Grizzly Bear, un disco que irrumpió con jerarquía, con estilo -y que mostró al cuarteto de Brooklyn que previamente había firmado una notable pieza de Folk preciosista llamada Yellow House– y un sinfín de adjetivos más, en un estado de gracia insospechado imponiendo un nuevo estándar en cualqueir registro de Psych-Folk-Alt que hasta la fecha se conociera (o si es que al menos se conocía el termino).

Con Veckatimest la banda logró un salto cuántico fuera de lo común en comparación con su otrora Yellow House (2006). Y es que el Folk de este disco no sólo se puede encasillar en lo barroco, éste, posee además devastadoras armonías, numerosos arreglos experimentales que crean estática sobre la superficie al mismo tiempo que mantiene un sonido conjunto y enigmático entorno a su núcleo.

Si bien es cierto, con al menos un par de canciones la banda creó sencillos más fáciles de entender, también es cierto que no se sacrificó nada de su desconcertante genialidad. Abriendo el disco con “Southern Point“, lo impresionante desde el primer segundo es cómo el grupo consigue ensamblar un sin número de influencias en los momentos correctos, y sobre todo, con una facilidad y precisión maravillosa; el cavernoso barrido de guitarra, el creciente puente, las explosiones vocales por parte de los cuatro integrantes y esto tan solo en la superficie, porque por debajo siempre se encuentra un abismo de arreglos intrincados e inteligentes. Otras virtudes de Veckatimest, datan en la manera que el grupo no deja de lado el crear atmósferas para cada canción aún cuando se apartan del triunfalismo y optan por la intimidad, por ejemplo “All We Ask“, que es tan temeraria y a la vez parece haber sido grabada en una especie de casa abandonada a mitad de la noche.

Las vibrantes voces de Daniel Rossen y Ed Droste se volvieron una mancuerna fundamental. Rossen con su timbre susurrante y esbelto que flota alrededor de los instrumentos. Droste con su barítono fuerte y profundo que se adhiere como una melaza al bloque musical, de hecho Droste es quien lleva la voz en la pista alfa “Two Weeks“, donde la melodía absorbe la energía resplandeciente del Sol en una pista retro Pop de un repique de teclado memorable.



A pesar de la uniformidad estética, Veckatimest nunca se vuelve repetitivo ni aburrido, así como el piano antes mencionado, están momentos como “While You Wait For The Others” en la cual Daniel Rossen conduce agraciada su voz por las ruinosas cuerdas de su guitarra siempre con un truco o con un movimiento sobre el acorde, siempre pensando cada movimiento. “Cheerleader” con su escalonado bajo y las polvosas intervenciones vocales de Chris Taylor también resguarda genialidad, y por último, “Ready, Able“, con sus nerviosos versos que encuentran tranquilidad en el desvanecimiento del omnichord y el salto casi orquestal de su lapso final. Todas ofrecen los ganchos necesarios manteniendo el misterio en su complejo ideario; al final de todo, la verdadera recompensa viene como un todo.

El cierre es tan sorprendente como el inicio y tan diferente como cada parada. “I Live With You” parece una banda sonora de alguna película de dibujos animados de los años 40, el arpa y la flauta poseídos por la voz espectral de Rossen mantienen un suspenso macabro que estalla en tormenta intensa de cuerdas y cornos. A la altura, el número final “Foreground“, ofrece la paz necesaria, toda la carga se sensibiliza y se vuelve a un ambiente donde Droste luce su voz en una oración acompañada del piano que se encarga de amenizar todo para que vuelva a la normalidad.

Así como su portada, Veckatimest sigue guardando misterios tras ese tapiz que juega como un complemento hacia cada recóndito lugar que tiene escondido algún sonido. 10 años en los que sigue siendo un lugar mágico dentro de la discografía de la banda de Brooklyn y que fue un golpe de timón para forjarse una identidad inigualable que Droste, Rossen, Taylor y Bear han sabido mantener en sus entregas posteriores. Una de las últimas grandes obras de las que el mundo de la música ha sido testigo y, no es mentira, lo he visto en libros que recopilan “Los mil y un discos que debes escuchar antes del fin del mundo” que ésto, más que un título, es un mandamiento.

Post escrito por: Jose Marr

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