Lust For Youth
Lust For Youth
Sacred Bones
7.0
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Lust For Youth es esencialmente Hannes Norrvide. Ha ido desarrollando una carrera constante desde 2012, cuando sacó Growing Seeds, un álbum con tintes de Darkwave, Synthpop, y sonidos electrónicos disonantes sacados de otra época. Desde entonces el músico sueco ha lanzado cinco álbumes, casi uno por año. Si se escuchan en secuencia, los álbumes de Norrvide demuestran un lento alejamiento de aquel primer LP. Cada álbum de Lust For Youth se ha ido desmarcando del anterior aunque mantiene eso que lo hace Lust For Youth. Y así hasta llegar al recién estrenado homónimo para la Sacred Bones Records.
Este ya es otro sonido, más cercano a OMD que a Einstürzende Neubaten. Por momentos hasta parece New Order. Norrvide pasó de la angustia a la felicidad tan gradualmente que no nos dimos cuenta. Pasó de los rudimentarios pero evocativos sintetizadores de su primer álbum, al Proto House con el que Giorgio Moroder ponía a sudar a pistas de baile hedonistas. No que esté mal, sólo se siente raro. Como que hay algo que no cuadra. Incluso escuchando cada disco, uno por uno y uno detrás de otro. El Lust For Youth de este esfuerzo, curiosamente, se siente más ajeno y alienado que cuando parecía estar gritando en una bodega abandonada. Antes, la opacidad de sus beats eran el anclaje para letras desesperadas que, en conjunto, punzaban en las sienes del escucha. Ahora, debido al brillo que le ha inyectado a todo su sonido, se siente un poco deslavado y decadente. ¿Es intencional? Suena demasiado calculado como para que no lo fuera. Y si es así, está bien, sólo que no es el Lust For Youth con el que muchos caímos fulminados hace siete años. Ese parece haber quedado atrás hace ya varios discos.
Norrvide ya no es ese muchacho anacrónico que debió haber vivido en Berlín en los ochenta. Ahora suena a un DJ pasado de cocaína a media madrugada en una noche calurosa en Los Ángeles o Miami. Aunque sigue estando igual de descolocado en el tiempo.