RPM: Abbey Road de The Beatles

September 27, 2019

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And in the end:
Abbey Road de The Beatles

Por Ernesto Acosta Sandoval

Nadie se pone de acuerdo sobre si los Beatles sabían, al entrar al estudio en febrero de 1969, que esas serían sus últimas sesiones de grabación. La cosa se había puesto peliaguda durante el año anterior y las primeras semanas del siguiente. Paul McCartney había tomado un poco la batuta para lo que sería el proyecto inmediato al Álbum Blanco. La idea era que grabaran de la manera más natural posible, que se filmara todo, y que al final hubiera un “regreso a las raíces”. El resultado fue desastroso. La lucha de egos los había sobrepasado y nadie estaba dispuesto a ceder ni un poco. En un afán por recuperar un poco de la camaradería que los había caracterizado desde el inicio, mandaron todo al diablo y regresaron a las raíces, pero no de la manera en la que se lo habían planeado. Pronto se dieron cuenta que la única forma de hacerlo era continuar con la evolución de la banda, como lo habían hecho desde el inicio. Y despedirse en medio de una explosión. Lo más probable es que los cuatro sí supieran que el final estaba cerca, cada uno por separado, sin externarlo. O quizá lo sabían como grupo, pero no se lo avisaron a nadie más. George Martin, de quien habían prescindido a principios del año, se sorprendió al notar cómo recuperaban esa cohesión que se había ido desgastando en los últimos dos años. Ante sus ojos, sus muchachos estaban grabando su primer álbum en conjunto en mucho tiempo y estaban entregando varias de sus mejores canciones. A lo mejor, Martin también se dio cuenta y no dijo nada. Ocho años y una revolución cultural global después, aun podían sorprenderle.



La mística alrededor de Abbey Road es tan vasta como la de casi cualquier otro de los álbumes de estudio de los Beatles, pero se amplifica al ser lo último que grabarían. Es el fin del idilio, el armonioso punto final a los ocho años más frenéticos que han existido en la historia de la música pop. Es un último aire de esperanza durante una época convulsa y confusa. El mundo se estaba desmoronando a su alrededor, pero siempre se podía contar con los Beatles para entregar armonía y belleza. No había pasado ni un año de aquel tenso y desquiciante 1968 (tanto en el campamento Beatle, como afuera) y Abbey Road parece concebido y grabado a años luz de ese entonces. Esta es otra banda que no se anda con rodeos, que no le interesa aparentar otra cosa que no sea ser el conjunto más sólido que el mundo haya conocido. Este, a diferencia de The Beatles, es un álbum hecho por cuatro individuos que forman un ente orgánico e imposible de contener. Un organismo que goza al crear melodías que van de lo sutil y hermoso (“Because”) a lo iconoclasta y demoledor (“Come Together”, “I Want You [She’s So Heavy]”); de lo juguetón (“Maxwell’s Silver Hammer”, “Octopus’s Garden”) a lo sublime (“Something”, y por supuesto el medley del lado B). Abbey Road, al contrario de su predecesor, no es el sonido de una banda desintegrándose, es a lo que suena una banda en su cúspide creativa. La banda más grande del mundo, por cierto.

Como ha sucedido desde 2017, con Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y el White Album, Gilles Martin se dio a la tarea de pulir más lo que de por sí ya está pulido. En una entrevista con motivo del lanzamiento del año pasado, el hijo del productor de la banda, habló sobre las dificultades de meterse con estos monstruos de álbumes. Habló sobre cómo el trabajo de su padre es prácticamente imbatible, y que si acaso sólo afinó algunos detalles, pero eso es demeritarse a sí mismo. Giles Martin tiene toda la sensibilidad para atrever a meterse con esto. Y, una vez más, sale triunfante. Su trabajo le entrega una profundidad inaudita a estas grabaciones perfectas, rescata detalles que hemos obviado a fuerza del paso de los años y los pone en primer plano (la nueva mezcla de “Something” es de otro mundo). Pero sobre todo, respeta el trabajo del que parte (el de su padre y el de la banda). Los fans sólo podemos estar agradecidos por la labor de amor que hay aquí.

Entre eso, y el material adicional que lo acompaña (demos, tomas alternas, arreglos orquestales aislados), la reedición del 50 aniversario de Abbey Road es la reevaluación del testamento del fenómeno Pop más grande de la historia. Y que quede claro que eso no es poca cosa.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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