Por Diego Álvarez Rex
Ante la siempre caótica entrada al Foro Sol acompañada por embotellamiento, problemas para estacionarse producto de “viene vienes” abusivos, y un mar de vendedores de piratería ensordecedores, la espera terminó para finalmente ver a uno de los grupos británicos más consentidos en nuestra ciudad: Muse.
Parte de las presentaciones promocionales para su más reciente material, Simulation Theory (2018), la banda regresó al célebre recinto con una banda invitada bajo el brazo, The Ruse, que había traído ya en alguna ocasión para sus presentaciones en el Domo de Cobre durante el 2013 y que igualmente nadie recordaba de su existencia.
Después de The Ruse, se apagaron las luces alrededor las 21:30 horas para arrancar con el “espectáculo” que Muse montó para esta ocasión que incluyó bailarines con tubos de leds y lentes luminosos que deambularon entre escalones, cámaras por doquier, una pasarela atravesada entre el público y demás parafernalia.
Confiados de estar en territorio conquistado, Bellamy y compañía aparecieron para recibir una ovación alucinante. Gritos, empujones, aplausos, cervezas derramadas y llantos acompañaron a “Pressure” y “Psycho” que fueron suficientes para confirmar que este iba a ser un concierto redondo para los de Devon y sus miles de fanáticos.
A partir de los ensordecedores aplausos y las permanentes luces de celulares durante todo el concierto, la sospecha de estar frente a una banda que mutó de ser un épico atasque de guitarrazos a una grandilocuente puesta en escena se confirmó después de “The Uprising”: todo lo que sucedería esa noche sería aplaudido, vitoreado y venerado. Bellamy con o sin guitarra era un Dios.
Los fans del Muse de improvisaciones y sorpresas de los primeros dos álbumes se rindieron ya hace varios discos, y es por eso que en el público que medio-llenó el show del miércoles y atascará el concierto del jueves, le son sumamente leales a esta versión que comercialmente sobresale con el que fue en algún momento musicalmente sensacional.
Entrados en calor de proyecciones y coreografías, la parte menos exigente del concierto se hizo presente con los clichés del piano hasta el borde de la pasarela con la autocomplaciente “Dig Down”. Le siguieron otras del tipo como “Madness”, “Mercy” y un respiro de estos temas con la aparición de “Time is Running Out”.
El barco se enderezó con lo que por un momento parecía un épico cierre de guitarrazos pero terminó como un despliegue igual de espectáculo con un popurrí titulado “Metal Medley” donde el arranque de “Stockholme Syndrome” dio pie a la a fragmentos de: “New Born”, “Assasin” y “The Reaper”, junto con un monstruo inflable que apareció de atrás de la banda para decorar lo que Muse sabe hacer mejor: distorsión, riffs memorables, una voz desquiciante y una batería iracunda… aunque fuera todo apachurrado en un festín de veneración.
El setlist de una de las últimas fechas del Simulation Theory Tour definió perfectamente lo que Muse busca desde hace tiempo y de lo que se ha olvidado: menos brutales riffs… y más luces, inflables, desfiles en pasarela y un montón de extras.
El terrible “Stadium Rock” es el inevitable final de muchas bandas que crecen considerablemente y terminan por complacer más a la disquera que a sus necesidades creativas, y se nota de pronto que Bellamy quiere usar más su guitarra pero el “formato” del show apenas le concede un par de improvisaciones donde de pronto se escuchan requintos de “Microcuts”, “Futurism” y muchos fragmentos de bandas como Led Zeppelin, AC/DC, Deftones, Rage Against the Machine, etc, ¿será que el mismo Bellamy se está cansando de en lo que su banda se ha convertido?
Al final, Simulation Theory Tour cumple: una comunión entre un buen grupo y un gran público que no se cansó de adorar al trío de Devon con aplausos, gritos y coros, y si fuera yo uno un chaval entre 10 y 15 años, sin duda sería para mi de los conciertos más impresionantes del mundo y esta mi banda favorita.
No hay duda de que los que asistan a los conciertos que faltan tendrán una gran experiencia pero yo me quedo con esos pocos momentos donde se apiadan de los que les hemos seguido durante todo este tiempo y nos perdonan las dos horas y media con apenas “Plug in Baby” e “Hysteria”.
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