Por Stephanie Rosales @Phananarama
Hay lugares en nuestra querida-odiada CDMX que donde verdaderamente nos sentimos “en casa”. Ya sea restaurantes, bares, parques o por supuesto: tiendas. En tres años Georgetown Records CDMX se volvió un pequeño refugio para los que amamos cierta música que no necesariamente es obscura o súper subterránea, pero si de culto.
En Georgetown Records he comprado vinilos de Jesus Lizard, Suicide, 808 State, Alton Ellis, Lost Acapulco, y un sinfín de títulos que sabía sólo podía encontrar ahí; a lo largo de sus tres añitos vi totalmente en vivo dentro de la tienda a Dan Stuart, fundador de Green on Red, a las leyendas de la sicodelia mexicana Los Ovnis, al dueto ibérico Ramos Dual, y muchas a bandas locales que han puesto en alto a México por el mundo como Has a Shadow y Viv & the Sect. El trato de los dueños a quienes vamos por un disco, un libro o un poster siempre ha sido excepcional ya que conocen lo que venden: aman la música al igual que cualquiera que entre ahí con la meta de llevarse algo a casa.
No era para menos que una tienda como esa tuviera una fiesta de aniversario tan especial como su espacio. A modo de posada con DJs, tragos y mucha convivencia, el pasado sábado Georgetown Records CDMX celebró tres años de haber llegado a México con un talento que claramente no podía venir a nuestra ciudad más que de la mano de alguien con sus gustos tan eclécticos: Jon Spencer & the HITMakers. Un concierto de un absoluto icono de los 90s e ídolo del underground en los 80s que muchos recordamos por aquellos videos de Blues Explosion en MTV así como inconseguibles sencillos en vinilo de su primer banda: Pussy Galore.
Quien sabe cuántas personas he conocido a lo largo de mi vida que han pedido y pedido a promotores que viniera Jon Spencer y fue Georgetown Records quien nos hizo el milagro de traer a uno de los mejores frontmen de todos los tiempos en un formato inmejorable: celebrando tres décadas de carrera y su primer LP solista, Jon Spencer tocando en una sola noche temas de todos sus proyectos: Blues Explosion, Heavy Trash y Pussy Galore, en compañía de Sam Coomes de Quasi (y alguna vez miembro de la banda de Elliot Smith), el percusionista M. Sord de No Monster Club, y la leyenda viviente del Noise, Bob Bert, baterista original de Sonic Youth, Lydia Lunch y los mismos Pussy Galore ¡Imperdible!
La posada sucedió en un recinto poco usual, Casa Franciscana, un salón de fiestas ubicado en una zona del Centro Histórico totalmente secuestrada por ambulantes donde el acceso en fechas decembrinas hizo del tráfico y movilidad algo desquiciante. Una vez dentro de la fiesta, la fina música curada por los pinchadiscos en siete pulgadas Born to Be Cheap y el Reverendo de Lost Acapulco amenizaron durante toda la noche los tragos bastante accesibles y el ambiente de “pachanga” entre quienes hemos ido seguido a esa tienda así como mucha vieja guardia que esperó ese concierto durante casi una vida.
En punto de las 23:00, Jon, Bob, Sord y Sam tomaron el entarimado ante un salón que se apachurró para ver a los costados y hasta el mero frente el momento en que por fin sonaría la guitarra del señor Spencer en México: los guitarrazos a muchos nos volaron la cabeza por la potencia, y a otros les enchinó la piel… pero cuando Jon se dejó ir de corrido con tres temas de su LP Sings the Hits (2018) en menos de cinco minutos, la guerrilla Garage Punk se puso brutal: “Pretty Fuck Look” de Pussy Galore llegando a los gritos desgarradores de “Dang” de Blues Explosion pasando por los cadenciosos compases de “(Sometimes You Got to Be) Gentle” de Heavy Trash en un menos de un parpadeo. Rápido, furioso, duro y a la cabeza. “¡The Hitmakers!” gritaba Jon comandando a su ensamble antes de arremeter.
Curiosamente no hubo mucho slam pero si cabezas de arriba a abajo, y es que de verdad la manera de tocar al banda, tan precisa y rápida, a uno lo dejaba en absoluta perplejidad. Eran tan exactos como un reloj suizo y tan veloces como un Ferrari en picada. El combo “Love Handle” y “Do The Trashcan” fue genial para bailar de un lado a otro, y mientras Bob Bert golpeaba con martillos una batería hecha literalmente con chatarra, el órgano de Sam rugía como león para dar cierre a la primer parte del set con una reversión a The Modern Lovers.
El gritadero no se hizo esperar y ver inclusive al dueño de la tienda aplaudiendo como loco tras semejante desplegué de talento, hizo que la banda regresara a tocar un encore de más de diez canciones, incluyendo cuatro de Pussy Galore y una versión loquísima de “Vegetable Man” de Pink Floyd con todo y el célebre intro de “Bellbottoms” de Blues Explosion como “pilón”, que dejó a varios con muchas ganas de escuchar esa icónica canción completa. Mientras Jon agradeció a todos los que se dieron cita para este necesario concierto, los “¡Gracias a ti!” de regreso también se dejaron sonar.
En un ecléctico 2019 donde hemos podido tener en la CDMX por fin a leyendas como Wire, Los Mirlos, Martin Rev, Femi Kuti, Stereolab, Mazzy Star y The Gories, no podemos evitar pensar que esta fue la cereza del pastel de un año de sueños hechos realidad, y así como Jon Spencer dejó el escenario para bajar a convivir con todos los que estábamos ahí, la sensación de poder ver por fin a todos tus ídolos musicales producto de la paciencia y la comunidad fue lo que más predominó mientras la velada terminaba.
Muchas felicidades a Georgetown Records CDMX por lograrlo, por traernos a Jon Spencer y regalarnos una noche donde estar sordos y mareados fuera parte de la celebración. ¡Que la tienda siga trayéndonos esas joyas y por más años más y posadas como esta!