Ollin Vázquez:
un paisaje de esperanza sonora
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Ollin Vázquez es un joven compositor mexicano. Radica en la Ciudad de México y este año lanzó, de manera independiente, su primer álbum Gyphobas. El sonido imperante en sus composiciones se podría adscribir a eso que llamamos experimental. Hay algo de Lo-fi, de Ambient, y una presencia vocal que complementa los sonidos que aparecen a lo largo de los 40 minutos que dura el material. Los temas de Ollin Vázquez, egresado de la carrera de composición de la Academia de Arte de Florencia, son profundamente originales y orgánicos. Respiran como entes vivos, exigen atención, y a la vez resultan familiares. Ollin Vázquez es un compositor perceptivo a todo lo que sucede a su alrededor, por cuyos oídos se filtran esto que nos presenta en estas ocho composiciones. A propósito de la reciente aparición de Gyphobas en plataformas digitales, conversé con él vía correo electrónico, sobre su proceso creativo, la escena experimental de la ciudad, y sus planes a futuro.
¿De dónde viene Gyphobas? ¿Qué lo inspiró?
El proceso de producción de Gyphobas, en realidad, fue bastante veloz. Siento que es el resultado de plasmar en música un derrame de ideas, curiosidades, tristezas, felicidades que llevaba conmigo y no entendía muy bien cómo plasmarlos. Por un lado, había terminado mi carrera en composición y estaba un poco harto de los formalismos y protocolos de la música “clásica”. Quería hacer un disco en donde mi guía fueran únicamente mis oídos, dejando de lado el imperativo visual que pueden imponer las partituras. A la par de esta inquietud, unos meses antes de empezar la creación del álbum, fui a visitar a mi hermana, que en ese momento vivía en Seúl, Corea del Sur. Durante todo el viaje me la pase caminando y perdiéndome por las calles, los templos y los palacios que hay en la ciudad, mientras grababa lo más posible con mi grabadora. Fue una experiencia auditiva muy impactante. Hacía muchos años que no salía del país y enfrentarme a un paisaje sonoro tan distinto fue como volver a escuchar por primera vez.
Grabé horas y horas de animales, personas, sonidos y paisajes de Corea del Sur que, al regresar, me rogaban ser utilizados para algún proyecto sonoro. Con este ímpetu de turista errante fue que empecé a construir cada una de los temas del disco. Mientras catalogaba y limpiaba las grabaciones no paraba de pensar en la idea de criaturas invisibles gigantes que al caminar arrastraban todos los sonidos que escuchaban y los replicaban por todo el mundo a su paso. Así fue como se fue gestando, acomodando recuerdos sonoros en piezas musicales y convirtiendo el disco en sí en ese monstruo invisible replicador de sonidos.
Escuché en el álbum una presencia vocal con una fuerte carga poética, especialmente en un tema como “Palinglosi Cormys”, ¿qué importancia tiene la poesía en tu música y en tu proceso creativo?
“Palinglosi Cormys” fue la única de las canciones de Gyphobas que llevaba haciendo desde antes de viajar a Corea. Esta pieza ha sido muy importante para mí ya que tuve la idea de trabajar con los poemas de mi madre poco después de su muerte. Ella falleció a causa de una enfermedad, por la cual los últimos meses de su vida padeció de un trastorno del lenguaje llamado afasia, debido a lo cual era incapaz de formular en palabras coherentes todo lo que pensaba. “Palinglosi Cormys” era una forma de apreciar y habitar ese lenguaje roto a causa de la afasia. Es un poema que sólo se puede escuchar y entender a partir de sus fragmentos y deformaciones.
La otra pieza para la cual escribí un texto fue “Cocijo”, en donde creo que resalta más mi afinidad por la literatura como recurso musical. No siento que mi interés sea necesariamente poético, pero sin duda la literatura es una necesidad esencial en mi proceso creativo. Me encanta el uso de texto en la música de artistas como Laetitia Sonami, Robert Ashley, Hildegard Westerkamp y Luciano Berio, por decir algunos. Sin duda, mi inspiración por incorporar poesía o textos de distintos tipos en mi música viene de ahí. Uno de mis sueños creativos más grandes es hacer algo utilizando Finnegans Wake de James Joyce. Aún no sé cómo, pero a lo mejor usándolo como libro rojo.
¿Cómo ves el panorama de la música experimental en México? ¿Hacia dónde se está moviendo?
Creo que el panorama musical de la Ciudad de México peca un poco de decirle experimental a cualquier güero flaco con un sintetizador. Siento que, por un lado, hay una escena que acapara los espacios de visibilidad y que se las dan muy de experimentales haciendo drones sintéticos y música tipo Krautrock, cuando ese tipo de música, a mi parecer, de innovador o experimental no tiene mucho en pleno 2020. Por otro lado, creo que hay proyectos maravillosos de compositores y músicos a los que falta hacerles más bolita. Me vienen a la mente proyectos como Microhm de Leslie García, Híbridas y Quimeras, La Generación Espontánea. Como esos, hay muchos en la ciudad.
Lo que nos depara el futuro en este mundo post-COVID se ve muy borroso. No creo que nadie tenga mucha idea de cómo se van a reestructurar las cosas, pero creo que hay un pequeño umbral de esperanza que viene después de la catástrofe. Por mi lado, creo que como personas creadoras de sonidos, es esencial dejar de apoyar a Spotify y a su modelo de playlists. Dejarle de hacer culto a esta oleada de músicos que parecen más empresarios o influencers y empezar a hacer alianzas entre los centros culturales autónomos, las radios independientes, los y las melómanos y melómanas, y los músicos autogestivos que hay en la ciudad, buscando así generar un entorno sonoro mucho más rico, más cooperativo y menos subordinado a las economías del mercado y a la idea del artista como producto.
¿Qué sigue para ti después de Gyphobas?
Por ahora, estoy estructurando un disco que llevo pensando toda la cuarentena. Estoy afinando los últimos detalles de la primera canción y espero que pronto la pueda sacar vía Bandcamp. Estoy buscando alguna disquera afín con la cual sacar este proyecto, para ir empezando a hacer comunidad con alguna de las disqueras independientes que cada vez me llaman más la atención. También estoy esperando la respuesta de la Facultad de Música para la maestría de mis sueños a la que apliqué. En este momento, también estoy muy dispuesto a hacer colaboraciones de cualquier tipo y en generar proyectos lindos y vitales para irnos preparando para el mundo post-apocaliptico por venir.
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