Oh honey, tramps like us, we were born to run:
45 años de Born To Run de Bruce Springsteen
Por Eduardo Lara @lalolarete
En 1974, Bruce Springsteen era el nombre de un músico que de vez en cuando tocaba en venues medianos, tendiendo más a lo pequeño, y que consistía en un acto de un hombre con un piano, harmónica, y guitarra mientras cantaba canciones semi biográficas que aspiraban a sonar al Bob Dylan de Blonde on Blonde. Un año después, ese mismo nombre se convirtió un concierto en un estadio y un acto que tenías que ver sí o sí.
Born to Run es un disco de ocho canciones, menos de 40 minutos de duración. Y por más sencillo que suene o parezca este fue el nacimiento del llamado Rock de arena. Música escrita y pensada para ser escuchada y tocada en escenarios masivos, coreada por miles de personas a la vez. Es música POR las masas PARA las masas, ¿qué cambió en la música de “El Boss”?
Hay muchos factores a considerar, pero el causal de este cambio lo podemos ubicar en que reunió a un puñado de músicos virtuosos y les dio la libertad creativa para hacer lo que quisieran en el estudio. Surgió entonces la E Street Band.
En Born to Run escuchamos canciones escritas principalmente por Springsteen, pero perfeccionadas y producidas por toda la banda en el estudio al momento de grabar. Bruce creó el cuerpo, pero el alma nació en conjunto con la E Street Band. Música POR las masas.
Reinterpretaron el wall of sound de Phil Spector, creando un sonido que asegurara que al momento de tocarse en vivo el fan que estuviera hasta atrás de un estadio tuviera la misma experiencia que aquel que se encontrara en primera fila, una especie de democratización de la música en vivo; debe de tocarse fuerte y con mucha gente. Música PARA las masas.
Pero las letras e historias que cuenta el cantante son la cereza de un postre perfecto. Steven Hyden, crítico y periodista musical, habla de la paradoja Springsteen: canciones que cuentan momentos con un extremo lujo de detalle (“There were ghosts in the eyes of all the boys you sent away / They haunt this dusty beach road in the skeleton frames of burned-out Chevrolets” en “Thunder Road”), pero que a la vez nos cuentan una situación muy genérica y vaga. Y es que es aquí cuando Bruce Springsteen aprendió a ser un completo y total mentiroso. “Eso es lo que hacen los artistas, mienten en nombre de la verdad”, Springsteen dijo durante una entrevista en The Late Show with Stephen Colbert. En Born to Run aprendió que la mejor manera de empatizar con su público era ponerse de frente con él. ¿Cómo tocar a una audiencia masiva individualmente? Primero comienza a contarle algo con todos los detalles posibles, al punto que le crea lo que le dice (¿si no cómo sabría tantas minucias?). Pero después inserta esos detalles en una anécdota que bien pudo haberte pasado a ti, ¿quién no ha querido huir de su ciudad natal, o no ha perdido la amistad de un amigo muy querido después de unos años? Springsteen te cuenta algo que probablemente ya viviste, y con sus detalles te crees que él también ya lo vivió: la audiencia y el artista están del mismo lado.
Bruce Springsteen a través de la empatía, ya sea en sus letras o en su forma de tocar música, logra que miles, millones de personas creen experiencias individuales. Y al final, Born to Run es el nacimiento de cuando nos dimos cuenta de que, probablemente, todos hemos pasado por lo mismo con nuestros propios detalles y particularidades. Y celebramos que hace 45 años descubrimos que en realidad ante nuestros problemas tal vez no estamos tan solos como creemos, ¿por qué? Porque ahí está Bruce Springsteen y su E Street Band tocando para una audiencia gigantesca sobre nosotros.
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