Forget about instinct:
15 años de Z de My Morning Jacket
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Cuando en 2005, My Morning Jacket lanzó Z, su cuarto álbum, una de las comparaciones más comunes en la prensa musical fue con Radiohead. Al álbum no lo bajaban de su OK Computer. Cosas que les gusta hacer a los críticos. Fuera del hecho de que era la primera vez que My Morning Jacket trabajaba con un productor externo, John Leckie, que daba la casualidad que había trabajado con los británicos diez años antes, las similitudes se detenían ahí. Lo que Z sí terminó siendo fue un cambio radical en el sonido de la banda. It Still Moves de dos años antes los puso en una situación un tanto cómoda porque representó su entrada al éxito comercial, pero Z les cambió el estilo y eso les abrió las puertas de par en par con la crítica especializada. La misma que era fan de Radiohead y parecía estar deseosa de una respuesta de este lado del Atlántico a los de Oxford.
Z se movió a terrenos alejados del Heartland Rock al que se les asociaba. Pasaron de ser discípulos y acólitos de Springsteen a dar clases maestras de Psicodelia y Reggae en una misma canción (“Off The Record”). De viajar por carreteras olvidadas a dispararse al espacio exterior (“Gideon”). Jim James movió su voz a otras tonalidades que contrastan con sonidos que los anclaban a su pasado (“Knot Comes Loose”). De la monotonía de una naturaleza muerta en su natal Kentucky a un mosaico de pachequeces exquisitas (“Into The Woods”). Se convirtieron en una banda de texturas y ya nunca volvieron la vista atrás, por fortuna. Z les otorgó el sonido con el que siguen trabajando hasta la fecha. Desde el momento que empieza con la desconcertante “Wordless Chorus” hasta que suenan los últimos segundos de “Dondante”, My Morning Jacket parecen estar dispuestos a envolver al escucha entre sintetizadores, capas de guitarras, reverb, y bajos expansivos. Incluso en algo más tradicionalmente rock como “Anytime” o “Laylow”, es claro que la banda se está saliendo de su zona de confort. A pesar de que el álbum parece estar dividido en dos actos, las primeras cinco canciones son más introspectivas y abstractas, las siguientes cinco más directas y tradicionales, My Morning Jacket se empeñan en no sonar a ellos mismos.
Z distanció a My Morning Jacket de contemporáneos como Wilco, pero echó luz al sonido que bandas como Bon Iver, e incluso a Fleet Foxes, explotarían en los años que vendrían hacia el final de la década. Hace 15 años, My Morning Jacket no era la contraparte gringa a Radiohead, como quisieron hacerlo notar muchos, estaban en su propia galaxia. Como Radiohead, pues. Pero más pachecos.