Woman Week: Mujeres en la escena Latinoamericana

Por Pamela Escobar 

Desde hace algunos años se ha hecho el llamado en la escena nacional a consumir lo hecho en Latinoamérica, y es verdad que gracias al creciente papel de la industria independiente hemos podido poner en el mapa proyectos que tal vez en otras condiciones no hubieran llegado a nosotros, pero ¿qué pasa con las mujeres en la industria? Si volteamos a ver la historia de la música en Latinoamérica podemos, claro, nombrar personalidades que se abrieron camino y se hicieron de un nombre, pero no es para nada comparable con el número de hombres que también lo lograron. Tal vez muchas personas no hagan el ejercicio de cuestionar sobre el porcentaje de mujeres que han sacado discos cada año, o sobre el número de bandas con mujeres en su alineación tocando en festivales, pero para nosotras su participación en la escena musical ha sido poco a poco un tema de relevancia por una sencilla razón: La representación femenina.

El hecho de que figuras como Ely Guerra, Julieta Venegas, Carla Morrison, Mon Laferte o Juana Molina tengan un espacio en la música no significa que hayan sido tratadas o representadas con igualdad, basta con ver el tipo de entrevistas que les hacen para entender que no se habla de ellas como artistas tanto como se habla sobre su apariencia física. Los espacios tomados por mujeres no han sido tan naturales como creemos, siempre se ha tenido que hacer un doble esfuerzo profesional y un arduo trabajo de visibilización que empezó hace mucho y que va a durar unos años más hasta que el ser mujer en la industria no sea un tema más relevante que la misma música que hacen.

Si bien es real que el número de mujeres en la industria aún está en desventaja, un primer paso sería cuestionar nuestro consumo, descartar por gusto y no por prejuicio. La estructura actual ha propiciado que muchas veces al pensar que si algo es bueno inconscientemente creemos que probablemente fue hecho por un hombre, poniendo muchas veces en desventaja la credibilidad de un proyecto liderado por mujeres y, sin quererlo, seguimos cerrando la escena obligándolas a demostrar más. Demasiadas mujeres haciendo música son extremadamente talentosas no sólo como intérpretes, sino que también como productoras, instrumentistas y compositoras, sin embargo esto casi nunca es tomado en cuenta, su música y ellas mismas están bajo constantes ataques y una exigencia mucho mayor sobre su ejecución, su sonido, su físico y el mensaje que dan: si sus canciones o ellas no conectan con la gente como se esperaría, o si su estilo no entra en los estereotipos existentes, automáticamente son desacreditadas dejando de lado su trabajo.

Hay tantas o más mujeres haciendo música actualmente, así como las ha habido siempre, solamente que ahora están en las redes haciéndose notar, mientras más mujeres se atrevan a tomar los escenarios la confianza en otras va a surgir y tal vez poco a poco se pueda ir construyendo un consumo más incluyente cambiando la forma en la que vemos a las mujeres haciendo música. Es fundamental pelear por esos espacios ya que muchas de las artistas que hoy están ahí crecieron con figuras femeninas que antes que ellas se atrevieron a agarrar un instrumento y a tomar la escena.

La desigualdad de género en festivales latinoamericanos